El Blog de Marco Polo Pérez Xochipa

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Los días Horizontales

 "Escriban con las viseras...... " fue la primera tarea que nos dejó el maestro del taller de cuento.



Hoy te escribo acostado, hoy no tengo muchas ganas de levantarme, y si por mi fuera hoy todo el día me la pasaría aquí, pero hay que ir al baño y ni modo, ya no puedo seguir imaginándome ser ese pastelito recién horneado que se queda todo el día acostado esperando marcar sus huequitos en la cama. Caminar me hace bien, ayer pude salir, caminé mucho porque ya lo extrañaba y además comenzaba a aburrirme. Pero comenzaré ahora a narrarte mi semana en correspondencia a todas esas preguntas que no dejas de hacer en tus mails, esos que desde hace tanto he prometido contestar.
Desde hace mucho tiempo te haz hecho más presente que de costumbre, y más desde que supiste lo de mi operación, es muy reconfortante contar con las palabras de aliento de la gente que es importante, algunos lo hace constantemente, otros no tanto, pero esta bien, cada quién se da como puede y en sus tiempos, respeto eso.
El lunes llegue puntual a la sala de cirugía ambulatoria, con un miedo que trabajé toda la semana por la idea de una gran inyección, pero lo que en realidad más ocupaba mi mente era que un día antes ella, tú sabes quién, se había ido de viaje a la playa, a ese viaje al que originalmente yo iba a ir para estar juntos, para alejarnos por fin de todo el mundo y de todo lo que se supone no nos dejaba en ciertos momentos ser felices. Pero casi dos meses después la realidad era otra, ella con su novio en el mar y yo entrando al quirófano y sólo con un mensaje lacónico que me envió diciéndome que pronto regresaría. En esas estaba cuando una enfermera me decía que había faltado el primer paciente de la mañana y que yo entraría en su lugar, mejor, de una vez ya terminar con esto.
Y fue como solamente con esa bata de quirófano puesta me esperé en la camilla hasta que me llevaran a la sala de operaciones, acostado veía pasar las largas luces blancas del techo cuando una nueva preocupación me llegó… madres… seguro me van a rasurar. Me dejaron esperando unos minutos hasta que llegué al quirófano, yo esperaba una enfermera como Jesica Rabit, pero nada, todas ellas con cara de no querer estar tampoco ahí al igual que yo.

Un doctor me preguntaba ¿Por qué te vas a operar? ¿te duele? ¿Quién te sugirió la operación? ¿Tienes hijos? ¿Has intentado tenerlos? ¿Quieres tenerlos?... y yo acostado viendo ahora esa gran lámpara de seis luces dándome en la cara y con una corriente de aire que se me metía por esa bata que después de tres cambios de camilla ya se habría desacomodado. Después llegó la única persona que me transmitió tranquilidad y que todo el tiempo estuvo al pendiente de mí. El anestesiólogo me explicó lo que me haría a lo que yo me preguntaba ¿para que me lo dice? Ni modo que yo le diga no, mejor hazlo así o de esta otra manera me gusta más. Ni modo, yo sólo esperaba el momento de la inyección hasta que me dijo, ponte en esta posición y madres… eso que me estaba temiendo pues en ese momento se me hizo realidad. Fue entonces que en lo que me hacía la anestesia el doctor que me había hecho las preguntas me dijo te voy a rasurar, y aún no terminaba de decirlo cuando ya estaba despojándome de todo mi atractivo. En ese momento la anestesia comenzó a hacer efecto y yo me comencé a reír, nadie lo notaba y yo solo le dije al doc, ahí le encargo, no se le valla a ir un navajazo. La cirugía comenzó, el anestesiólogo se me acercaba y me decía que él ahí estaría todo el tiempo a mi lado, me agarraba el cachete y yo juraba que sentía que era mi papa, mi mama, mis amigos, mi familia, ella que estaba en el mar... todos ellos juntos, a lo que me dieron ganas de darle un abrazo pero como si el bisturí ya había comenzado a cortar y yo ni en cuenta.
Una enfermera prendió su radio, estaba la hora de Luis Miguel en la estación Amor, y me tuve que chutar el programa, cuando sentía ciertas molestias me aplicaban más anestesia, después este amigo se me volvió a acercar y me dijo, piensa en otra cosa, tranquilo, duerme si quieres. Y fue ahí cuando comencé a vivir en el mundo onírico de sentir como me movían y me cortaban por todos lados y de cómo volaba por todo el quirófano viéndome a mi mismo desde las alturas, cantaba con Luis Miguel, veía a mis amigos. Me dije, haber, seleccionemos un pensamiento, y como buscando una película en el Blockbuster decía, este no, este no, mis primeros años de vida? no, los pendientes que dejé por todos lados? no, algún viaje al extranjero? no, mi abuelo? no, ahorita no, y en eso desde el radio comencé a escuchar “te vas porque yo quiero que te vallas”… y fue cuando sólo escuché una voz en mi cabeza que me decía: no me quiero morir… no hasta ir a esa playa a buscarla, entonces comencé a llorar.
En ese momento mi cuate el anestesista estaba platicando con una enfermera y no se dio cuenta, acostado sólo sentía el calor de las lágrimas salir de mis ojos y llegar hasta mis orejas, creéme, llorar acostado es otra cosa, es otra sensación, un tipo de llanto muy diferente al que se hace sentado o de pié, llorar acostado siento que es la realidad máxima de las lágrimas. Entonces comencé a imaginarme a ella corriendo por la playa con su novio, la odie mucho, después la misma voz me volvía a decir, no quiero que te mueras, no ahorita, tal vez mañana, pero no ahorita carajo! Entonces llegaba el doctor y me decía que pasó todo bien? Y con los ojos cerrados y sonriéndole le decía con la cabeza que si. Después regresaba a seleccionar mis recuerdos ¿en que pensar? Entonces comencé a imaginarme la portada del libro de Borges, el Aleph, que muestra un túnel de luz donde se distingue una persona entrando, imaginé que esa persona era yo y que esa luz estaba ahí para mi, entonces el doc me volvía a interrumpir ¿todo bien? Si si, todo bien… en un momento imaginé todos corriendo diciendo: ¡lo perdemos! ¡Lo perdemos! ¡despejen! ¡desfibrilador!... y el doc me volvía a hablar, ¿todo bien?

Se me hicieron horas, días, hasta que vi la cara del cirujano decirme: Terminamos, todo salió bien, entonces el anestesista me decía sale ya estuvo, ya quedaste (como si se hubiera tratado de arreglar a un coche) sólo te recomiendo que te hagas un electrocardiograma porque estabas muy tranquilo pero en varios momentos caías en taquicardias y se aceleraba tu ritmo cardiaco, no sé, tomate unos días, en la playa por ejemplo.... (pendejo)

Estuve en la sala de recuperación hasta que volvía a sentir las piernas por completo, me veía mover los dedos y levantar los pies, sentía que había estado ahí años, junto a mi un anciano dormía, yo sentía que cerraba los ojos y los volvía a abrir y no pasaba nada. Llegó la enfermera y me llevó hasta la sala donde ya me esperaban. En total estuve un poco más de una hora en cirugía y casi tres en recuperación, todo el tiempo dormido, yo nunca lo sentí.

Hoy me siento bien, tengo que caminar un poco más, hoy por fin pude acostarme boca abajo como me gusta, mis medicinas son cada 12 horas y en ocasiones me aburro mucho, internet ya no es lo que solía ser antes. De mis amigos no sé mucho, sólo supieron que salí bien de la cirugía y no volví a saber de ellos, pero como te dije, cada quien a su tiempo y a sus maneras se hace presente, así que está bien, aunque no te niego que en ocasiones tanto diálogo conmigo mismo comienza a volverme loco y desde la playa creo que no llegará ningún mensaje, pero esta bien, que cada quien se muestre como realmente es y que sea como tenga que ser.

Esta es la primera vez que logro recapitular lo que me pasó en estos días, los días más horizontales de mi vida, todo, nuevamente, comienza a cicatrizar.


Terminé de leer mi historia en la clase, todos me aplaudieron y dijeron buen cuento, a lo que les dije: "si... cuento..."

Nunca, de manera tan literal, había escrito con las viseras......