El Blog de Marco Polo Pérez Xochipa

miércoles, 19 de octubre de 2011

La lenta mano de Dios. A 10 años de Clapton

Alguna ves me hablaron sobre una persona cuyo nombre apareció escrito en un muro detrás de un club en Londres y que hacia esta revelación: Clapton es Dios.
Comenzaba la década del 2000 y la idea de que McCartney regresara a México en ese momento estaba cada vez más lejos. Fue por eso que cuando se anunció el Reptile World Tour no pudimos dejarlo pasar, Clapton era el único después de Paul que podría rescatar la magia que ya estaba comenzando a olvidar a lo que sabía.
Fue a finales de ese 2001 que un amigo mio no quiso dejar pasar la oportunidad de ver a uno de sus ídolos en vivo y ahora con el plus de la compañía de alguien especial. Así fue como la invitó a ella, quien en ese momento lo tenía vuelto loco, y a lo que ella sin pensarlo mucho accedió, (yo creo que sin conocer nada del pedazo de músico que estaba a punto de ver)
No era un Beatle ni un Stone, era solo el "slow hand" con alma de blues, tal vez producto de la tristeza de perder a su hijo Conor de tan solo 4 años de edad al caer de un edificio en Nueva York, o de enterarse que quien creía que era su hermana realmente era su madre y sus papas sus abuelos. Entonces musicalizar tragedias hasta ese momento paso del masoquismo a volverse todo un arte.
Llegó el 19 de octubre, ese día del concierto mi amigo y ella estaban muy juntos, él de lo más cariñoso y ella... pues a ella yo la vi normal, la verdad es que yo iba a corear "Tears in heaven" y lo que ellos hicieran no me importaba mucho. Aunque quien no los conociera diría que ya eran novios, obvio yo sabia que eso no era cierto, aunque deseaba que sucediera, es decir, qué mejor lugar para declara tu amor a alguien que teniendo de fondo y en vivo "I don't wanna be lonely tonight"...
No tenía idea de quién abriría el concierto, y cuando supe que era Toto obviamente solo existió Hold the line y África en mi cabeza, ignorando hasta ese momento el jazz que ellos tenían. Entonces apareció Eric, camisa azul y pantalón caqui, saludando con esa "mano lenta" que no tardaría en tocarnos a todos. Recuero que le decía a mi amigo que cuando me muriera quería que tocara esa melodía en la guitarra que tanto me gustaba, y me dijo ahora la escucharas en vivo, entonces la parte final de Layla llenó una de esas clásicas lunas de octubre. Al final había que presentar a la banda, así que al ritmo de "Over The Rainbow" fue nombrandolos uno por uno, al mismo tiempo que el ritmo iba marcando el momento en que todo el público iba iluminando el Foro Sol con miles de encendedores junto con el verso "...and the dream that you dare to why, oh why, can´t I?..."
El concierto acabó, mi amigo y su acompañante se veían muy cariñosos, él compró souvenirs para ambos, todo lo necesario para que ella no olvidara esa noche, después el camión que nos traería de regreso a Puebla se descompuso en un tramo boscoso de la carretera donde las estrellas se veían claras. Yo me dormí y no supe nada, aunque no era difícil imaginar que ellos hacían lo mismo abrazados aún con "Layla" en su mente. Cuando llegamos se despidieron y cuando le pregunte qué había pasado él me dijo que nada, que ella aún estaba indecisa sobre tener una relación. Eso no hubiera estado tan mal sino es porque al siguiente año hicieran exactamente lo mismo en el concierto de McCartney.
Ahora, una década después, había una posibilidad de que Eric Clapton regresara a Mexico con su "Slow Hand Tour" a lo que mi amigo seguramente querrá comprar de nuevo dos boletos, entonces volver a llamarla para hacer eso que debió hacer hace diez años, decirle: ¿quieres un boleto? Pues primero vas y chingas a tu madre!!!... Y ya después mejor me invite a mi, que yo por lo menos lo apreciaría más.
El disco que la gira del Reptil 2001 arrojó, logró capturar el sentimiento que Eric Clapton ha acumulado a lo largo de su vida, cuando estuvo a punto de volverse un Beatle por orden directa de Lennon, cuando enamorado de la esposa de su mejor amigo Harrison y una historia de una princesa persa le inspiró a escribirle "Layla", cuando la muerte de su hijo le hizo cantar "Tears In heaven". Clapton es Blues y rock sin el roll, es la balada y es el sentir que el dolor a través de la música tiene sentido de nuevo.
Un auto más, un viaje más; hacer maletas de nuevo y salir otra vez al amanecer para volver a hacer eso que se sabe hacer bien.
En alguna noche y con la única luz que den un par de velas, el de la mano lenta que llamaron Dios me guiará en un baile con ella, mientras le cante al oído "Ho my darling, you are wonderful tonight..."