El Blog de Marco Polo Pérez Xochipa

domingo, 19 de junio de 2011

Caerse en el amor

Los 500 days of summer Vs las 500 noches de Sabina
Queremos amar con palabras que no son nuestras de maneras que no siempre entendemos, en idiomas que no conocemos, con expresiones que generalmente no ocupamos… 
Es por eso que el idioma le da una connotación diferente al sentido de las palabras,  en nuestro basto español decimos enamorarnos, pero en ingles es “Falling in love”, que es literalmente  eso: Caer en el amor.
Nada me hacia pensar que 500 días con ella se trataría de una de esas películas en las que comienzas a encontrarte a ti mismo entre frases y situaciones que te hacen decir: Yo también hice eso.
Alguna vez me paso algo similar cuando para ponerme un ejemplo de vida tuve que ver una película llamada "La ultima virgen americana" donde el cliché del sufrimiento por amor aún no se hacía tan rentable como ahora, y trataba de relacionarse más con el cine de arte. Pero lo que más recuerdo de esa película es el final: La cara del protagonista (que era el "amigo") cuando la chica que nunca fue su novia (pero que él pensó que lo serían), le agradece por todo lo que hizo por ella en los momentos difíciles de su vida para después elegir quedarse con el rudo deportistas chico malo que originalmente la había hecho sufrir; él se aleja en medio de la oscuridad de una calle mientras van saliendo los créditos de la cinta.
 Pocas son las películas que tienen esos argumentos que parecen haber sido tomados tal cual de algún momento de nuestra vida, y como todo esto se trata de hacer una conexión con algún tema actual, ahora me vuelve a pasar con la película "500 Days of Summer" que de haberla visto hace un par de años tal vez me hubiera hecho entender mejor ciertas cosas que a los cinco minutos seguramente habría vuelto a olvidar. Una de ellas hubiera sido comprender lo que ahí llaman el "Efecto Summer"; el cual se podría entender como: "El poder que tiene una persona de alterar todo a su alrededor, con la particularidad de que nunca se da cuenta".
Como también podría ser el hecho de entender como algunas personas pasan inmediatamente del “no quiero ser nada de nadie” o “ahorita no quiero andar con alguien”; a ser la esposa o novia o el algo de alguien que obviamente no eres tu. O que de pronto una mañana estando ella junto a alguien más, se de cuenta de ese "algo" que nunca llego en una mañana similar cuando estaba contigo. Y ahí queda uno llenándose de preguntas cuando ya es otro quién se convierte en la persona que tiene todas las respuestas.
Pero de las cosas mas... podríamos decir, "educativas", es la parte en la que Tom hace evidente su papel de personita especial que en algún momento (cuando evidentemente ya no importa) le enseña algo a ella. Es un hecho que en las relaciones se enseña y se aprende, pero ese argumento al final de las relaciones llega ser tan inocuo y a la vez tan lastimero que por muy verdad que pueda ser, yo creo que se podría hacer un intento por prescindir de todos esos eufemismos, por lo menos en ese momento en que lo que se trata de mantener es por lo menos la dignidad. Finalmente la película termina como empezó, dando a entender que esto se trata de ciclos en los que si bien nos va, aplicaremos algo de lo aprendido.
De manera particular, si se trata de abordar esos idilios borrascosos prefiero la visión europea, que me llegó en estos días de incubación de letras con “Los Abrazos rotos” de Almodóvar y la  aún mejor, “No mires para debajo” de Eliseo Subiela, esa definitivamente ya es otro nivel.
Queremos amar con palabras que no son nuestras, refiriéndonos a emociones que no siempre tenemos claras, de maneras que no siempre entendemos, en idiomas que casi nunca son los propios. Caer en el amor (Falling in love) sigue siendo la mejor manera de nombrarlo. Y mientras yo me sigo haciendo aficionado a los finales tristes, quizá sea por eso que comienzo a oler cada vez más a soledad.
Algo cabalístico debe tener los 500 días con ella, que junto con las 500 noches de Sabina, no pueden ser coincidencia.