El Blog de Marco Polo Pérez Xochipa

viernes, 15 de marzo de 2013

La mujer de las Madrugadas

Mantenerse despierto cuando la mayoría de la gente duerme es como caminar entre los muertos, se hace despacio y de puntitas para no regresarlos a la vida, para no despertarlos. Y es que después de todo un día lleno de ruidos, el silencio que me rodea al momento en que mi cabeza hace contacto con la almohada me trae recuerdos peligrosos, hay que caminar entre ellos con mucho cuidado para no tener que tropezar con alguno en especial, con uno con el que no se pueda lidiar esa noche en particular, es como caminar en un campo minado, repito, es como caminar entre los muertos.

En las madrugadas nadie es de nadie, en las madrugadas te muestras tal como eres, entonces todo está permitido, no hay reglas que moderen las conversaciones ni los buenos modales ni esas maneras tan buscadas y correctas de hacer las cosas. Es total y absoluta liberación, es cuando esos llamados llegan, cuando las ideas se materializan, cuando nacen los milagros, y también cuando, si no los controlas, los sueños se convierten en pesadillas.

Y entonces cuando el sonido de los pájaros se hacen presentes y el cielo comienza a clarear, es momento de regresar con los vivos. Que vida tan cuerda es esa, tan fácil, tan ordinaria. El verdadero descanso de los días está en las madrugadas, el verdadero encuentro, el verdadero abrazo.
Ahí se aparecía ella, y también ahí se volvía a desaparecer, merodeando y regalándome los silencios de una ciudad que espera que la vida le pase, al igual que a mi, y que revienta en colores cuando ella se me hace presente con todo y sus imágenes mentales que podría jurar son algún deja vu de alguna otra vida, de alguna otra madrugada.


Ella trae y se lleva el significado de las madrugadas, porque ninguna es igual a la anterior, y a la vez me muestra la diferencia que guarda con respecto a la noche, porque no es lo mismo, porque nunca podría ser lo mismo. Las noches pueden compartirse con muchas personas, pero las madrugadas se viven sólo con una.
Hoy no concibo otra manera de vivir, no puedo imaginar otra forma de hacerte venir... y también que vengas a este lugar, conmigo, que me acompañes aquí un rato o tal vez dos.

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viernes, 8 de marzo de 2013

Love Kills Slowly...

Cuando lo vi no me pareció un asesino, de hecho parecía más alguien que estaba sorprendido por un poder que no sabía que tenía. Mientras me hablaba se miraba las manos sin poder creer aún lo que había sido capaz de hacer.

-No fui yo, lo juro, ¿como la iba a matar si es lo que más amo en este mundo?-

Obviamente no le creí, mi papel como perito era desconfiara de todo lo que un acusado pudiera decir, además como defenderse cuando había sido encontrado en la escena del crimen, sosteniendo fuertemente el cuerpo de la occisa con varios testigos que los habían visto entrar a su departamento. Le pregunté a grandes rasgos que era lo que había sucedido y en su relato por primera vez note una narración que me comenzó a ser difícil no darle su grado de certidumbre.

-¿Haz leído la frase "Love kills slowly"? Pues yo no la creía, pero hoy me di cuenta de que no es tan lento el asunto de matar a alguien de amor, de hecho esa frase me resultaba insulsa, hasta ofensiva; si el amor te hace vivir, ¿como te iba a matar?.-

Hasta ese momento sólo pensaba cuanto más se estaba hundiendo este pobre tipo, todas las pruebas apuntaban a que esta noche dormiría directamente en el reclusorio sin el más mínimo derecho a nada. Mi trabajo sería rápido, sólo necesitaban mi firma en el estudio de ingreso para que lo pasarán directo a su celda y su auto de formal prisión fuera oficial.

-Sé que no me creerá, se que nadie lo hará, se que suena muy fantasioso lo que he dicho, pero ustedes mismos no encontraron muestras de violencia ni armas ni veneno, nada, sólo me abrazó y murió.-

En eso tenía razón, en el cuerpo no se habían huellas violentas que indicaran abuso, el forense seguía estudiando el cuerpo y no me llegaba nada, podría ser muerte natural pero las primeras pruebas no arrojaban tampoco padecimientos o cardiopatías. Lo más seguro según mi experiencia era que se tratase de un crimen pasional, el móvil estaba perfectamente claro, eran de esos pactos de amor perpetuos tipo Romeo y Julieta, era cosa de tiempo para definir solamente cual era el tipo de veneno que ella habría tomado y que él ya no habría tenido tiempo de tomar.

-Señor le diré que es lo que yo me imagino, lo que la mato fue la música de Clapton. Sí sí, yo sé que se no me cree, pero la hubiera visto cuando comenzó a sonar "Wonderful tonight" se me quedo viendo de una forma tal que sabía ese abrazo sería el último. Ella me sonreía, estaba feliz, tanto que sus ojos se humedecían y cuando el llanto se mezcla con la alegría es porque ésta ya no se puede contener hasta que se sale por los ojos, de verdad, ¿nunca le ha asado? Yo tampoco lo creía, pero los acordes bluseros de ese slow hand fueron implacables, incluso yo sentí algo en el pecho mientras ella me abrazaba, era como sí algo en mi se rompiera, explotara de felicidad, pero después vi que no se trataba de mi, sino que era ella, que algo dentro de ella no había logrado contener la felicidad de volvernos a encontrar después de tanto tiempo en el que creí no volver a saber de ella. -

Mientras continuaba con su relato iba repasando mentalmente la fotografías que me habían sido mostradas en el expediente: cortinas rojas, una ventana abierta, velas gastadas por doquier que daban muestra de haber estado prendidas durante mucho tiempo, dos botellas de vino tinto cabernet sauvignon cosecha 1993 y lo que me hilaba más con su historia, por todas partes discos regados de Eric Clapton.

-Después sonó "Don't let me be lonely tonight", esa era nuestra canción  era la forma de decirnos quédate conmigo toda la noche, toda la vida... y cuando le dije que el vino se había acabado ya no me respondió, pensé que se habría quedado dormida pero no, su rostro era apacible, yo hasta le vi una sonrisa, después me di cuenta de que no respiraba y ya no supe que hacer, llamé a a urgencias y de pronto estoy aquí mirándome las manos pensado si en realidad fui yo quien la mató.-

El camino de regreso a casa se me hizo largo, no podía quitarme de la cabeza sus argumentos finales. Llegando prendí un cigarro, encendí la computadora para redactar mi informe y mentiras abría el formato de ingreso busqué en la red las canciones a las que había hecho referencia, todas esas las cuales mencionó que habían escuchado juntos toda la noche. Escuche tanta música que cuando me di cuenta estaba amaneciendo, redacté mi informe y lo entregué en las oficinas del Centro de Reinserción Social del Estado, dentro de mis anexos lo había dejado muy claro, ya no me quedaba lugar a ninguna duda: Muerte a causa del blues de Eric Clapton.

Esa misma tarde fui removido de mi cargo.

(Aquí las armas usadas)