El Blog de Marco Polo Pérez Xochipa

viernes, 31 de diciembre de 2010

Una Década Al Lado Del Camino 2001-2010

Nadie esta aquí por casualidad, una persona (al igual que un recuerdo) detona a otra. Falta demasiada gente, pero de cierta manera alguna conecta con otra, y entonces al final ya estamos todos...

 
Me gusta estar al lado del camino
Fumando el humo mientras todo pasa
Me gusta abrir los ojos y estar vivo
Haber sobrevivido millones de resacas

Entonces navegar se hace preciso
En barcos que se estrellen en la nada
Vivir atormentado de sentido
Creo que esta si es la parte mas pesada.

En tiempos donde nadie escucha a nadie
En tiempos donde todos contra todos
En tiempos de egoístas y mezquinos
En tiempos donde siempre estamos solos

Habrá que declararse incompetente
En todas las materias del mercado
Habrá que declararse un inocente
O habrá que ser abyecto y desalmado

Yo ya no pertenezco a ningún istmo
Me considero vivo y enterrado
Yo puse las canciones en tu walkman
El tiempo a mi me puso en otro lado

Tendré que hacer lo que es no debido
Tendré que hacerte el bien y tendré que hacerte daño
No olvides que el perdón es lo divino
Y errar a veces suele ser humano

No es bueno nunca hacerse de enemigos
Que no estén a la altura del conflicto
Que piensan que hacen una guerra
Y se mean encima como chicos

Que rondan por siniestros ministerios
Haciendo la parodia del artista
Que todo lo que brilla en este mundo
Tan solo les da caspa y les da envidia




Yo era un pibe triste y encantado
De Beatles, cañalegui y maravillas
Los libros, las canciones y los pianos,
El cine, tus traiciones, mis enigmas,
Mi padre, la cerveza, las pastillas,
Los misterios, el whisky malo,
Los odios, el amor, los escenarios,
El hambre, el frió, el crimen, el dinero y mis diez tías
Me hicieron este hombre enreverado


Si alguna vez me cruzas por la calle
Regalame tu beso y no te aflijas
Si ves que estoy pensando en otra cosa
No es nada malo es que paso una brisa

La brisa de la muerte enamorada
Que ronda como un ángel asesino
Mas no te asustes flaca, siempre se me pasa
Es solo la intuición de mi destino

Me gusta estar al lado del camino
Fumando el humo mientras todo pasa

Me gusta regresarme del olvido
Para acordarme en sueños de mi casa
Del chico que jugaba ala pelota
Del 4 9 5 8 5
Nadie nos prometió un jardín de rosas
Hablamos del peligro de estar vivo



No vine a divertir a tu familia
Mientras el mundo se cae a pedazos
Me gusta estar al lado del camino
Me gusta sentirte a mi lado
Me gusta estar al lado del camino
Dormirte cada noche entre mis brazos

Al lado del camino
-Fito Páez-

lunes, 27 de diciembre de 2010

Terminales

Hace dos años pase una de las mejores Navidades de mi vida, tan rara que lo único que me recordaba que era 25 de diciembre era un gran árbol navideño que al cabo de verlo por más de 15 horas me aprendí la secuencia de sus luces. Fue así como llegaba de nuevo a ese aeropuerto, empacando la tarde anterior todas mis cosas con un grado de emoción que cada vez me es más difícil transmitir a los demás, encontrándome en la maleta aún cosas que había olvidado desempacar en anteriores viajes. La miraba y sentía que nunca había logrado desempacar del todo, ni en mi casa ni en los hoteles, nunca me da tiempo, de hecho ahora que lo pienso creo que nunca lo he querido hacer. Mi maleta medio llena siempre ha sido la conexión con mi condición de nómada, esa maleta es como mi casa y dentro siempre hay alguien que termino extrañando todo el tiempo.

El aeropuerto del DF estaba tan normal como cualquier otro día, el Starbucks de la terminal dos abrió hasta casi las 9 de la mañana y el vuelo a los Ángeles salía hasta casi las 9 de la noche. Mientras pasaba el tiempo otros viajes me vinieron a la mente, recordaba de manera clara cuando por primera vez vi una nevada en Alemania saliendo de la estación del metro, lo que para todas esas personas era algo cotidiano, para mi era todo un suceso, una tarde de febrero en Frankfurt nevando era un sueño que sólo había visto por televisión. Un momento no muy diferente a la nevada en Francia en la que por fin escribí mi nombre en la nieve, o a la nevada de madrugada viajando de Roma a Zurich, cuando afuera la nieve brillante contrastaba con la oscuridad, aunque lo mejor fue en Tokyo cuando acostado en la nieve pude hacer angelitos.

De niño pensaba que el día después a la noche buena nadie trabajaba, que todos estarían en sus casas durmiendo o abriendo regalos; con el tiempo me di cuenta de que mucha gente hacía su vida tan normal que parecería estar viviendo cualquier otro día del año, entonces cuando aparecía la normalidad de los días volvía a aparecer ese gran árbol lleno de luces blancas en medio del área de documentación que me hacía regresar y darme cuenta que estaba viviendo el día de Navidad por primera vez lejos de mi familia, como si fuera cualquier otro día, junto a esas pantallas que hacían la analogía anunciando los arribos y los despegues.

El aeropuerto me pone melancólico, triste, muy pensativo, y a la vez creo que me quedaría a vivir aquí, en la sala de salidas, viendo cómo la gente se va, ese es mi lugar favorito. Después de comprar un café buscaba un lugar para sentarme y me di cuenta de que las mesitas ya eran como parte de los muebles de mi casa, en ese momento todo me volvió a ser familiar.

Sin poder salir del aeropuerto me la viví entre la terminal uno y dos, entre las tiendas de souvenirs y la comida con Chacho en el Italianis, con el tren llevándonos de una terminal a otra hasta que a las 9 salió nuestro vuelo.
El aeropuerto es el único lugar en el que no me engento, en donde tolero la masiva presencia de las personas, quizá porque aquí todos estamos de paso, yendo o regresando, todos en movimiento, todos siendo breves en nuestras estancias unos con los otros. Aquí no hay tiempo de familiarizarse con nadie, con nada, no se pueden crear vínculos, aquí sólo hay que estar mientras el tiempo pasa y nosotros pasamos con él.

Es por eso mi fascinación por los aeropuertos, donde memorizas caras que jamás volverás a ver, en donde la vida nunca se esta quieta, donde las personas están de paso, donde siempre la busco, donde invento cuentos y compro recuerdos que al final olvido para quienes son.

PD: Todo esto derivó en un cuento llamado "Narita" que espero compartir pronto

domingo, 26 de diciembre de 2010

3 años de estarse soltando

"Ahora que los sentidos sienten sin miedo, ahora que me despido pero me quedo, ahora que tocan los ojos, que miran las bocas, que gritan los dedos..."
-Joaquín Sabina-

A ti que me lees, gracias... totales!!!

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Sonidos para una verdadera noche buena...

Uno no evade la navidad de gratis, Ebenezer Scrooge y el Grinch tienen razones muy válidas. Este año, la igual que todos desde hace un tiempo, la navidad comenzó oficialmente el 3 de noviembre, atropellando al día de muertos y pasando encima del centenario de la revolución. Y es que como no quieren que se le agarre aversión si la frase más sonada en estos días es "Para esta navidad... disfruta, cuélgate, compra, métete, usa, ponte, regala". Yo tenía bien delimitado un plan para escaparme de ella, de ir a buscar el verdadero sentido viajando al norte, pero ahora no me queda más que aceptar la parte que Soriana y Palacio de Hierro me regalan en puntos dobles para canjear.
Así que como no hay de otra, habrá que entrarle de lleno a estas fechas que como ya dije, comenzaré a consumir como una compra de pánico al momento en el que se comience a poner en oferta. 
Y con esa consigna estaba cuando me di cuenta de que esto hay que hacerlo con estilo, así que me fui en busca de "Let it snow" de Michael Bublé y en eso me encontré con algo mejor, el amor me llegó dentro de una cajita de cd. Es esto lo que yo llamo la verdadera magia navideña. Esa utopía de belleza y talento reunido me brincó de un estante del Mix Up. Diana Krall con "Christmas Songs" le dará a esta parte del año un toque blusero y jazzeron que diluirá la tristeza y dará sentido a la agonía de fin de año. El talento y la forma de interpretar de esta mujer te llega, y ya verle los ojos (y ya después todo lo que los rodea) fue un plus que si bien no era necesario, se agradece en estas frías noches en la que a todo se le pone moños rojos.
Y aunque Bublé tampoco es feo, de él sólo necesito "I´ll be home for christmas" (que es inversamente proporcional al "Diciembre me gustó pa que vallas...") y es que estos discos son como la cerveza Noche Buena: sólo aparecen una vez al año y hay que aprovecharlas.
Definitivamente estos sonidos te obligan a un empiernamiento y a un aislamiento voluntario, para carearte con el frío y ver todo desde afuera, ya sin ti.

Con estos sonidos mejor pasemos de la Navidad directamente a la noche buena...

lunes, 6 de diciembre de 2010

Yo también quería explicarlo todo...

Recuerdo a una novia a la que siempre le decía qué yo lo sabía todo, y cuando el idilio borrascoso se acabó yo le pregunté que era lo que había pasado, ella obviamente me miró de una manera en la que me decía "Tú debes saberlo, se supone que lo sabes todo no?" Evidentemente nunca supe nada.
Hace un mes, cuando los fríos comenzaban, fantaseaba con la idea de pasar diciembre con un nuevo libro de Xavier Velasco y aquí esta el primer milagro navideño.
Hace un año Velasco dio una conferencia y confesaba que era la primera vez que salía después de mucho tiempo, que estaba enclaustrado escribiendo una novela en al cual estaba atorado. Cuatro años y medio después aquí esta: "Puedo Explicarlo todo". Coincido con él, las personas que ayudan muchas veces son las que más lo necesitan.
Xavier no busca lectores, busca cómplices que se vallan a vivir a la novela un rato... ¿de qué otra manera se puede entender la literatua?
Es por eso que este diciembre me mudo a comenzar a vivir en ese librote con cara de conejo, no para que me expliquen todo (que buena falta me haría, porque o no entiendo lo que está pasando o ya pasó lo que había entendido) sino para hacerme de más preguntas y aprender más mañas para poder responder cosas que la mayoría de las veces no tengo ni idea.
Y como lo más seguro es que me regalen calcetines y no este libro, mejor de una vez lo adquirimos para no quedarnos esperando. Así que ya hay libro para leer en el aeropuerto, ya hay libro para leer en la carretera, ya hay libro para leer mientras bailo, vamos a sobrevivir aquí unas semanas, haber que pasa.
Yo también creía saberlo todo, pero ahora he descubierto la dulzura de ni siquiera intentar saber y mucho menos tratar de explicar nada.

Aquí vamos de nuevo.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Melomanías

Noel Gallaguer dice que en la música hay 12 notas y 36 acordes, todas las configuraciones ya han sido realizadas. Yo creo que es por eso que lo que escuché tiene aún más mérito.
Pocas son las veces que un sonido me llega a gustar al momento, de manera instantánea, tanto que me pregunto si no es que ya la había escuchado en algún otro lado. Eso fue lo que me pasó con Paté de Fuá, y es que el efecto que provocó en la gente que lo escuchábamos fue inmediato, sonidos parisienses, tango argentino, que a mí me suena a jazz, pasos doble, Charleston, música que aunque triste, te pone de buenas con sus melodías y ritmos  que saca al celebrador melancólico y chelero que todos llevamos dentro. Y entonces ya estas levantando el tarro de cerveza, abrazándote con todos y haciendo comunión con las personas que lo estas escuchando.

Música bien hecha, elaborada, yo diría que artesanal, buenos sonidos alcanzados sin pretensiones, con técnica más que con efectos. Música con historias, letras con sentido,  contadas en sonidos y armonías que transportan. Para mí son esos los artistas, gente que se junta, que propone, que crea y toca sus propios instrumentos, canta sus canciones y se arriesga a incursionar en un mercado saturado de -Citando a Fernando Delgadillo- "música sencilla y reciclada y que nunca dice nada"

Y resulta que ya son conocidos, que ya salen en la tele, que todo mundo me los recomienda y que yo soy el último en enterarme de tan geniales fusiones musicales.
Esta música me regresa la fe en que aún hay sonidos en los cuales se pueden creer.
La música lo tiene todo, solo hay algo que la música no hace, y eso es pasar desapercibida en nuestras vidas.

Conozcanlos.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Te odio Velasco

Hay relatos que guardan algún lugar vació, espacios destinados a quien nunca llegó a ocupar su localidad. Éste relato es uno de esos:

Cierren, olviden todo, no hay escrito más importante que el de hoy, que el de éste libro, que lo que estas letras desataron, provocaron, causaron, mataron. Después de leer esto ya nada fue lo mismo, ya nada podría volver a ser lo mismo.

Este tan traído y llevado libro de Velasco lo compré hasta dos años después de haberse editado, dos años en los que en cada librería que entraba me lo encontraba, lo veía en todos lados y cómo se me antojaba. Me quedaba cada vez más claro que los libros no los escojo yo, sino que son ellos los que me eligen a mi, saltan del estante y me dicen aquí! aquí! ya me encontraste! Y antes de que el título me dijera algo, lo que me atrapó fue la foto de la portada, porque antes de que llegara la edición de los labios rojos, me enamoré de la foto que mostraba la espalda de esa mujer que esta en la cama, en una pose que me hace imaginar que hay alguien frente a ella, y que ese alguien podría sin ningún problema ser yo.

Miedo, este libro esta lleno de eso, y también de vida y mentiras, de muy buenas mentiras; contiene provocaciones, estímulos intensos, fantasías y madrazos en la cara. Si viene cierto que la literatura hay que vivirla, este libro se encarga no sólo de eso, sino también de sufrirla, de provocar un enamoramiento, de amar a Violetta hasta el tuétano para después ser vejado, dejado y velado por este autor y sus letras, por sus personajes ficticios que al final se vuelven realidad, igual que un fantasma o que el más grande temor que guardas desde siempre y que un día, en tu cara, de la manera en como siempre lo temiste y lo quisiste, se te vuelve realidad.
Cuando terminé de leer "Lolita" de Nabokov se fue una, cuando se terminó "Nación Prozac" de Wurtzel se fue otra, cuando se acabó "Fruta verde" de Serna desapareció la última. Ahora estoy seguro de que el amor no dura más que un libro y que una buena y entretenida historia, el amor no dura más de 626 páginas o su equivalente en años, horas o meses... Dios, que miedo de mujer, y a la vez que miedo pensar en la posibilidad de nunca haberla conocido.
De haber sabido de la brevedad de esos días que estaríamos juntos, de haber intuido la duración de aquel trance, la lectura de este mi Diablo Guardián la hubiera hecho durar un poco más, mucho más, leer despacito, o el ejemplar que le regalé se lo hubiera dado en una versión en otro idioma, se lo hubiera quitado para después arrancarle hojas, para perdérselo o quemarlo, el caso hubiera sido no devolvérselo jamás, quedándose así entonces en alguna página desde donde yo y sin permiso del autor, lo hubiera continuado reinventándole la historia, dándole más giros inesperados de los que tiene, cambiándole los lugares comunes y alejándola cada vez más de un final que no hubiera pensado en contarle nunca.
Pero no fue así, con su ejemplar ella avanzaba mientras yo la miraba, ella lo leía mientras yo le escribía, ella devoraba letras mientras yo me regresaba en las hojas, ella creabas mágicos ambientes de lectura mientras yo esperaba encontrármelos, ella quería saber que era lo que seguía mientras yo prefería esperar a que eso mejor me lo contara. Porque mientras ella se identificaba con la protagonista, yo quería huir de la misma, escapar, y a la vez encontrármela en algún bar para enamorarla... Pero lo peor de todo esto es que yo me quedé esperándola un largo tiempo en la pagina 243. Al terminar el libro se terminó todo, ahora me doy cuenta que al irse el Diablo se llevó todo con él, con su último capitulo 27, con su página 626, con su tajante punto final. Velasco, el Diablo y su Violetta la habían traído y habían sido ellos mismos quienes se la habían llevado, quienes sonriendo cerraron el libro con ella adentro, dejándome entonces desfasado en la lectura, con un atraso de años luz de ella.

Conocer al autor de este libro fue lo más parecido a velar a un muerto, a carearte con el asesino, a identificar el cadáver, con el responsable de tus mejores y peores noches. Te odio Velasco, no sólo por crear a Violetta sino por materializarla, enviarla y darle los argumentos para justificar todas esas cosas que hizo, siempre utilizando tus letras para indultar sus acciones, junto con sus formas de ser y hacer la vida.
Cuando estuve frente a Xavier no pude hacer más que agradecerle por Violetta y su Diablo Guardián, y mejor aún fue cuando el maestro Velasco se tomó el tiempo para leer esa dedicatoria que ya existía en mi libro, y  sonriendo de la misma manera en que yo lo hice cuando la leí por primera vez, me escribió a un lado: NI MODO POLO, A TI TAMBIÉN TE PESCÓ LA VIOLETTA. –XAVIER VELASCO-

Fue entonces que se volvió necesario cambiar la plegaria que me hacía todas las noches antes de dormir: "Diabla de mi guarda, mi dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día... mucho menos de noche por favor"... porque siempre estuvo claro: Para cuidarnos nos bastamos a nosotros mismos, pero para el deseo nada mejor que alguien diferente a nosotros... y si es una Diabla que se aparece por las noches, mejor.


Si este libro fuera el cuerpo de esa mujer, la parte con la que la recordaría todo el tiempo sería con esta frase inicial, que vendría a ser lo equivalente a una de sus miradas: "...me acuso de ser yo por todas partes..." Y es que para mí este no es sólo un libro, es esa etapa de mi vida llena de lo que pocas veces se puede lograr: Vivir las letras y sobrevivir a las historias. Contiene la mejor dedicatoria que un libro pueda tener, una dedicatoria con letras de mala muerte pero de muy buena vida.

Estaba de acuerdo con esa paradoja de que el amor es eterno mientras dura, pero ahora sé que no es así, ahora sé que el amor es eterno mientras haya algo que leer.

La acuso de ser ella por todas partes y yo me acuso de seguirla buscando igual, por todas partes... Porque se quedó en todos lados, en todo lo que tocó, en todo lo que miró y en todo lo que señaló. Para donde dirigiera mi vista, mi corazón, ahí estaba.

Ese lugar vacío a mi lado, el que mencioné al principio del relato, se quedó así, vacío.