Cuando hace años escribí este cuento,
sólo pensaba en una cosa:
Morirme con las teclas en la mano...
MPPX
El amor es un acto de voluntad, quizá el más grande…
Usaba Internet como todo enfermo; postrado en una cama era mi único contacto con el mundo exterior que no necesariamente era el mundo real. Fue ahí donde la conocí, donde me contactó en un Chat cuando yo usaba el nick de "B-612". Fue la única persona de ese mundo de gente digital que supo a lo que me refería. Había tomado ese nombre de asteroide del primer libro que había leído cuando de la misma manera esta enfermedad me hacía quedarme semanas en cama. El Principito fue la primera gran epifanía de mi vida, de saberme al fin fuera de este mundo, situación que sabía tarde o temprano viviría.
La literatura esta plagada de ellas, de esas mujeres oscuras, mujeres que inician algo y que nunca terminan sus historias, de esas musas nocturnas que al cabo de un tiempo se comenzaban a aglomerar en los chats, en el msn, que las conoces sonrientes en Facebook, que las sigues en sus My Space, que las descubres sin ropa en su Hi5 y que al final del día la red las transforman precisamente en eso, en una red, y como tal me atrapaban.
Usaba Internet como todo enfermo; postrado en una cama era mi único contacto con el mundo exterior que no necesariamente era el mundo real. Fue ahí donde la conocí, donde me contactó en un Chat cuando yo usaba el nick de "B-612". Fue la única persona de ese mundo de gente digital que supo a lo que me refería. Había tomado ese nombre de asteroide del primer libro que había leído cuando de la misma manera esta enfermedad me hacía quedarme semanas en cama. El Principito fue la primera gran epifanía de mi vida, de saberme al fin fuera de este mundo, situación que sabía tarde o temprano viviría.
La literatura esta plagada de ellas, de esas mujeres oscuras, mujeres que inician algo y que nunca terminan sus historias, de esas musas nocturnas que al cabo de un tiempo se comenzaban a aglomerar en los chats, en el msn, que las conoces sonrientes en Facebook, que las sigues en sus My Space, que las descubres sin ropa en su Hi5 y que al final del día la red las transforman precisamente en eso, en una red, y como tal me atrapaban.
Navokov la llamó Lolita, Cortazar le implementó poderes convirtiéndola en la Maga, Xavier Velasco la hizo una puta llamándola Violetta, para Jordi Soler fue una voz sucia con el nombre de Morgana, hasta Exuperry la había convertido en rosa para el Principito. Fue eso lo que nos unió, el conocimiento de ese libro y de todos los anteriores lo que se convirtió en el puente que nos conectó uno con el otro, lo que me hizo volverme paulatinamente en un noctámbulo, porque ella solamente se conectaba de madrugada, dándome a conocer cómo es el mundo cuando todos se van y éramos solamente ella y yo conectados, o mejor dicho, solo era yo conectado con ella y ella conectada con el resto del mundo. Pero eso jamás me molestó, sabía que en Internet lo que menos había eran exclusividades, fidelidades, atenciones; no existe el nunca ni el siempre, la gente no es real (además ¿quién quería serlo ahí?), al final de cuentas es gente que habla, que escribe, y que en ocasiones a través de esas letras me hacían sentir vivo, me hacían sentir no tan solo.
Entonces enamorarla se convirtió en todo un reto, en algo así como levantar la mano entre miles de personas esperando a ser visto, ser escogido entre cientos de interesados al mismo puesto, sosteniendo entre las manos el corazón a manera de currículum. Captar su atención era un acto de salvajismo sutil, como saberse observado en la oscuridad y guiarse solamente por una intermitente luz que salía de sus ojos cuando abría muy lentamente, con esa caída de párpados hipnóticos y mortales, como el letal canto de sirena al cual se acude aún antes de comenzar a escuchar.
Las noches comenzaron a ser de ella, de la Maga, de Morgana, de Vioeltta, de la Lolita, de la Rosa que usaba los nicks más sugerentes que me hacían saber inmediatamente su estado de animo, que comunicaba lo que en ese momento quería, lo que necesitaba tomar del mundo y que en realidad nunca llegue a saber si era tan real como el mío. Muchas noches parecía estar solamente para mi, y entonces me convertía en el ser más inteligente, elocuente, ocurrente, gracioso, erótico y a nuestra platica le salían luces, texturas, sabores, colores, aromas, y me evocaba imagines tan nítidas que por momentos se volvía el mejor lugar del mundo para estar. En esas madrugadas era totalmente mía, me conectaba con ella de manera literal y sus respuestas eran fluidas como una platica frente a frente. Pero en otras noches fui la peor de las compañías, desesperado, aburrido, cuadrado, estático, totalmente gris, como un cibernauta con disfunción eréctil.
Muchas noches la esperé y no llegó sino hasta varios meses después, retomando conversaciónes como si hubiéramos estados juntos la noche anterior, sin reclamos del porqué de su ausencia, de no enviar ni un mensaje, ni un mail, ni una tarjeta virtual. Llegaba así como si nada, tomándome por sorpresa, como si sus ausencias fueran a propósito para que yo no me acostumbrara a su compañía, para que no me hiciera dependiente de sus letras, de su icono verde señal de que estaba on-line.
Las noches comenzaron a ser de ella, de la Maga, de Morgana, de Vioeltta, de la Lolita, de la Rosa que usaba los nicks más sugerentes que me hacían saber inmediatamente su estado de animo, que comunicaba lo que en ese momento quería, lo que necesitaba tomar del mundo y que en realidad nunca llegue a saber si era tan real como el mío. Muchas noches parecía estar solamente para mi, y entonces me convertía en el ser más inteligente, elocuente, ocurrente, gracioso, erótico y a nuestra platica le salían luces, texturas, sabores, colores, aromas, y me evocaba imagines tan nítidas que por momentos se volvía el mejor lugar del mundo para estar. En esas madrugadas era totalmente mía, me conectaba con ella de manera literal y sus respuestas eran fluidas como una platica frente a frente. Pero en otras noches fui la peor de las compañías, desesperado, aburrido, cuadrado, estático, totalmente gris, como un cibernauta con disfunción eréctil.
Muchas noches la esperé y no llegó sino hasta varios meses después, retomando conversaciónes como si hubiéramos estados juntos la noche anterior, sin reclamos del porqué de su ausencia, de no enviar ni un mensaje, ni un mail, ni una tarjeta virtual. Llegaba así como si nada, tomándome por sorpresa, como si sus ausencias fueran a propósito para que yo no me acostumbrara a su compañía, para que no me hiciera dependiente de sus letras, de su icono verde señal de que estaba on-line.
Y pasaba que durante sus ausencias conocía a muchas mujeres y a otras que fingían serlo, me enfrascaba en todo tipo de platicas, en todo tipo de relaciones que me hacían comenzar a olvidarla, pero como si ella presintiera eso se volvía a aparecer de la nada, acaparando todas mis ventanas, minimizándolo todo. Ese era su poder más grande, con dos palabras me volvía a tener, y nada en la red ni en el mundo era más importante que volver a imaginarla a mi lado, provocándome como siempre, tentando un futuro que hasta ese momento era inimaginable.
Hoy sólo me queda un gris nick ausente que me indica que no está en línea, que hace mucho que dejó de estarlo. Se me quedaron las ganas, se me quedo mucho de todo, de todo esto que soy y que siempre soñé con llegar a serlo a su lado. Pero sé que aún está por aquí, me parece escuchar sus teclas decirme “Hey”, la imagino abriendo sus ojos y amaneciendo, al mismo tiempo que disipa mis oscuridades. Nunca la vi reír, pero estaba seguro de que sus facciones lo ensordecían todo. Sus letras me traspasaban, me robaban todos mis pensamientos junto con ese aire que algunos llaman aliento.
Ella se escapaba constantemente para volverse a encontrar, dejaba de hablar para que la escuchara, se cubría para que la viera. Era un Ángel con todo el deseo, con todo mi deseo; era magia en la realidad más onírica, la vida me daba dolores de tiempos y distancias y ella me devolvía a un mundo lleno de colores, el cual nunca estuve listo para comprender.
A su lado aprendí que lo que le seguía a un día era simplemente otro día que se conviertía en oportunidad única he irrepetible para estar a su lado. Su sola presencia en la red iba más allá del equilibrio, de la cordura. Me rebasaba, me superaba, como esa pasión que creías dominar, como un pensamiento que estabas seguro de poder controlar. Era pasión, deseo, era el típico sueño del que te puedes levantar sonriente o quizá jamás despertar. Su ausencia me dejó un sabor a vino que se había añejado en vidas pasadas, escribiéndose al momento pero leyéndose para siempre.
Hoy sólo me queda un gris nick ausente que me indica que no está en línea, que hace mucho que dejó de estarlo. Se me quedaron las ganas, se me quedo mucho de todo, de todo esto que soy y que siempre soñé con llegar a serlo a su lado. Pero sé que aún está por aquí, me parece escuchar sus teclas decirme “Hey”, la imagino abriendo sus ojos y amaneciendo, al mismo tiempo que disipa mis oscuridades. Nunca la vi reír, pero estaba seguro de que sus facciones lo ensordecían todo. Sus letras me traspasaban, me robaban todos mis pensamientos junto con ese aire que algunos llaman aliento.
Ella se escapaba constantemente para volverse a encontrar, dejaba de hablar para que la escuchara, se cubría para que la viera. Era un Ángel con todo el deseo, con todo mi deseo; era magia en la realidad más onírica, la vida me daba dolores de tiempos y distancias y ella me devolvía a un mundo lleno de colores, el cual nunca estuve listo para comprender.
A su lado aprendí que lo que le seguía a un día era simplemente otro día que se conviertía en oportunidad única he irrepetible para estar a su lado. Su sola presencia en la red iba más allá del equilibrio, de la cordura. Me rebasaba, me superaba, como esa pasión que creías dominar, como un pensamiento que estabas seguro de poder controlar. Era pasión, deseo, era el típico sueño del que te puedes levantar sonriente o quizá jamás despertar. Su ausencia me dejó un sabor a vino que se había añejado en vidas pasadas, escribiéndose al momento pero leyéndose para siempre.
Tal vez nunca decía lo que sentía, pero estoy seguro de que siempre sentía lo que decía.
El amor es el acto de voluntad más grande, yo no sé si tuve el suyo, pero estoy seguro de que en muchas de esas noches tuve toda su voluntad, su voluntad de volverse real.
El Ángel del deseo no era de nadie, sólo de ella... y de su deseo.
El amor es el acto de voluntad más grande, yo no sé si tuve el suyo, pero estoy seguro de que en muchas de esas noches tuve toda su voluntad, su voluntad de volverse real.
El Ángel del deseo no era de nadie, sólo de ella... y de su deseo.
Recuerdo del 12/01/09