El Blog de Marco Polo Pérez Xochipa

jueves, 26 de diciembre de 2013

Ellas, Bogart y el síndrome del túnel carpiano...

De todos los recuerdos del mundo, ella tenía que entrar en el mío...

El dolor se hacía presente. En la escala del 1 al 10 sería un 4, si tuviera que asignado un color sería rosado, si tuviera un sonido sería el de la computadora cuando marca error, si tuviera un tamaño sería como el de un melón, ¿pero un personaje? Eso en algo que nunca había pensado.
-¿Duele sí hago esto?...-
-No-

Ni sabía cómo comenzar con este recuerdo que mientras más lo pensaba, más me volvía vulnerable, al mismo tiempo que lo iba conectando con toda mi vida, la cual me daba la impresión de estarse acortando cada vez más.
Salí de la terapia buscando un cigarro, me gustaba la idea de caminar por la calle fumando mientras comenzaba a caer una lluvia ligera y yo, enfundado en una gabardina gris, metía las manos en los bolsillos mientras pensaba "...you must remember this, a kiss is just a kiss..." Pero no había kiss, sólo había dolor, literal, un dolor que se hizo presente cuando mi mano derecha entró al bolsillo del pantalón buscando la cartera. Dolor soportable pero que comenzaba a volverse persistente y molesto.
-¿Duele si hago esto?...- 
-No, casi no.-

Síndrome del túnel carpiano, quiero pensar que aún en etapa inicial y con un diagnóstico favorable con tratamiento de fisioterapia... Quiero pensar. Pero la terapia no había sido física sino psicológica, fue mi terapeuta quien se encargó de conectarlo todo, la triada patológica conformada por el dolor de dicho síndrome, la figura en gabardina de Humphrey Bogart y ella... de nuevo ella, no la misma ella, nunca la misma, pero una ella al final de cuentas.
Ese fue el personaje que le asigné a mi dolor, no tuve que pensarlo mucho, cuando se hizo presente la pregunta, una silueta delgada con traje, gabardina y sombrero, abriendo su cigarrera y tomando un whisky, llegó de inmediato como saliendo de las sombras y diciéndome tranquilo, aquí estoy.
Puede pensar en tantos personajes: músicos, escritores, caricaturas; pero jamás pensé que Rick de Casablanca significar tanto para mi hasta ese momento. Hacía como cinco años que esa película me había llegado en una edición de colección y alguien ya me lo había advertido: te vas a identificar con él. Y bastó con verlo golpear la mesa al momento que se preguntaba porqué de todos los cafés en todo el mundo, ella había entrado al suyo. No podía ser más claro, Rick era el personaje que más se asemeja a mi dolor.
-Duele si hago esto?...- 
-Un poco.-

Ella irrumpió en mi vida al igual que Ilsa en el Café Americano de Rick, y yo igual de parco y en el papel del protagonista, cuando la veía no me emocionaba ni demostraba mis sentimientos, todo eso lo guardo para cuando pudiera estar a solas con ella, momentos escuetos y fugaces, porque el tiempo en estos casos nunca será aliado de nadie. Seguía caminando frotándome la muñeca, recordando la frase del terapeuta: tienes que resignificar el dolor... No podría ser de otra manera, conectar con mi dolor, con ese profundo que me hablaba pero al que no escuchaba, el que me quería hacer ver que si sigo haciendo lo mismo me seguirá doliendo igual. La imagen de Bogart llegó a mí como un protector, como quien toma el rol de quien está dominando la situación, de un arrogante desalmado inexpresivo y sin sentimientos, pero que en el fondo es un romántico empedernido que buscará a toda costa la felicidad de su amada, aún teniendo que verla irse con otro para que sea feliz. Humphrey Bogart cuidaba mi dignidad, me ayudaba a levantar la cabeza, pero en el fondo al igual que a él, todo me lastimaba, al igual que mi mano que me dolía pero que en el exterior aparentaba tener todo bajo control. La correlación existía.
La pregunta se repetía: ¿qué crees que ese dolor te quiera decir?... Me costó verlo en un principio, pero el síndrome del túnel carpiano, Humprhey Bogart y ella, tenían más sentido en mi vida de lo que pensaba. Hacer los mismos movimientos me lastimarían, hacer lo mismo de siempre me causaría dolor.
-¿Duele si hago esto?...-
-Sí, pero si ella lo pudo soportar yo también.-


Quizá el dolor se quede y sea el principio de una bella amistad, quizá el dolor se vaya, y si eso sucede, siempre tendremos París.

martes, 3 de septiembre de 2013

Un cuento corto para una tarde larga.

Ella salía en las tardes, justo antes de que anocheciera, justo cuando el aire era limpio y todos los sueños comenzaban a salir de su lugar de origen.
No tengo mucho que decir, es por eso que me cuesta tanto hablar de la tarde en que la conocí, en que la miré caminar por la orilla de la playa, algunos dirían que perdida en sus pensamientos, absorta en sus recuerdos, creando en su mente complejas historias de amor y fantaseando con mil futuros posibles al mismo tiempo. Mientras caminaba escribía nombres en la arena que el mar iba borrando, cerraba los ojos y levantaba la cara para qué el tenue sol de un atardecer a punto de convertirse en noche, le disipara sus pensamientos más profundos, esos que sólo la brisa que la despeinaba era capaz de interpretar.
Yo la veía ir y venir, siempre por la orilla, como quien se tambalea entre la realidad y la fantasía, a punto de que el mar tocara sus pies, mientras yo, simple espectador de su complejidad, imaginaba todo lo quien su mente podría estar sucediendo en ese momento. Y entonces controlaba el impulso de acercarme y tomarla de la mano, para acompañarla, para perderme a su lado, para tomar de ella un pensamiento y atarlo a un hilo para caminar con él y nunca perderle. 
Algunos dirían que ella sólo salía a caminar, yo la veía y pensaba: me encantaría acompañarla mientras sale a pasear a sus mariposas, al tiempo que su corazón le sigue creciendo.



sábado, 31 de agosto de 2013

Las tres Ellas.

Era como si cada una de las luces que miraba esa noche le quisieran dar un mensaje: "Abre..." Esas luces que existían gracias a una caótica oscuridad que me atraía, que me invitaban a perderme en ellas. No venimos a este mundo a cuidarnos de que nada nos pase, venimos a este mundo a buscar que ese algo nos encuentre... 
La primera en llegar fue Esperanza, ella era la más grande, por lo consiguiente la que más se ausentaba, la que se iba largas temporadas prometiendo siempre volver, guiñándome el ojo, hablando del porvenir, de un futuro lleno de luz, endulzándome el oído, durmiendo abrazada a mí y despertándome sólo para ver que ya no estaba. La más chica era Soledad, mi pequeña Soledad como le llamo cariñosamente. Ella por el contrario nunca se iba, ahí estaba, era quien me acompañaba cuando Esperanza se ausentaba, la que limpiaba las lágrimas, curaba las heridas y me acompañaba convaleciente sentada junto a mí a esperar la llegada de Esperanza. Casi no coincidían, aunque en muchas ocasiones ambas me tomaban de la mano. 
Pero una tarde mientras tomaba café, esperando la llegada de Esperanza y con mi pequeña Soledad mirándome a lo lejos, llegó ella, la tercera, de imprevisto, sin pedir permiso irrumpió y se sentó a mi lado, con la firme intención de comenzar una relación conmigo. Fue así como le abrí las puertas de mi casa y de mi cuerpo, fue así como cada día aprendí a tocarla, y en ese proceso me dejaba aprender de ella. Se volvió la maestra, la cómplice de mis largas horas vacías de silencio. Consuelo, mejor nombre no podría tener, mi Consuelo, quizá enviada por Esperanza a quien seguía sintiendo muy cerca aunque no la veía. Soledad aprovechó para salir a conocer el mundo, prometiendo volver y yo creyendo que lo hará, que regresará quizá ya más grande y con intenciones de nunca irse. Terminando de escribir esto iré hasta dónde está mi Chelo, como le gusta que le llame, la prepararé para ser tocada, poniéndome detrás de ella para admirarla por encima de su hombro, mientras me habla y yo no hago más que hacer que este momento, que este abrazo, así se termine pronto, me dure para siempre.



domingo, 30 de junio de 2013

Un Milagro para Junio

Nota: Siempre pido a mis alumnos una autobiografía y les había quedado de leer la mía, espero quedar a mano.

Podría comenzar citando a Pedro Guerra, diciendo que igual llegó de París siguiendo un cometa porque en su país no había cigüeñas, pero lo más justo sería hacer la mención que de niño nunca le gustó su nombre. Marco Polo.
Tiene todo un concierto en su cabeza, en donde interpreta, toca, actúa, es espectador, acomodador, narrador y telonero, pues siempre ha concebido la vida como una mezcla de todo eso.
Tiene muchos recuerdos especiales, cada uno ligado de alguna manera a una persona, y este recuerdo siempre detona en otro y después en otro, porque al final dice que sucede igual con los abrazos, cuando no tienes oportunidad de abrazar a toda esa gente que quieres basta con que abraces a una sola persona, todos estamos conectados con alguien más, así al final todos estamos abrazados. Es así como explica que en un sólo recuerdo esta contenido todo y todos. Uno de sus favoritos es el recuerdo en donde a través de los barrotes de su cuna tomaba la mano de su padre para poder dormir, o cuando desde un avión contempló un atardecer mientras escuchaba Paradise de Cold Play.
Desde niño era el payaso de la clase, y su mayor deseo era tener súper poderes y poder volar, pero sobre todo mover cosas con la mente, quizá por eso se dedicó a la psicología.
Si pudiera reencarnar en algo le gustaría en un libro de erotismo o en un pájaro de lo más común y corriente para no ser atrapado en una jaula.
Gusta de los placeres comunes como aventar el huevo en el sartén, quitarse los zapatos, acostarse en el pasto o poner sustituto de crema en su café y ver como se queda flotando como si fueran pequeñas porciones de tierra en medio del mar; después le gusta poner encima azúcar y ver como poco a poco todo se empieza a disolver hasta desaparecer, le encanta manejar la creación y el caos en medio del microcosmos que es su taza de café.
Le gustaría como dice Sabina, que ser valiente no saliera tan caro y que ser cobarde no valiera la pena, le gusta el olor a tierra mojada, la sopa caliente en una tarde lluviosa lo conecta con su madre, tiene el mal hábito de esperar a las personas hasta tarde y le encanta mover los dedos haciendo como que toca el nocturno número dos de Chopin en el piano.
De alma blusera, tiene un gusto raro de manipular, cortar y alterar frases, refranes y pensamientos cuando estos no expresan lo que él quiere, como: "Lo que no te mata te hace más fuerte, pero si al final algo te llega a matar, que sea tu muerte la que haga fuerte a alguien más", "Entre los individuos como ente las naciones, cuando el respeto nos deje de ser tan ajeno entonces habrá más paz" y su favorito: "Si amas algo déjalo libre" Hasta ahí.
Es viudo aunque su amor no ha muerto, sólo que ellas se han vuelto mariposas o fantasmas, porque simplemente desaparecen y aparecen  en diferentes formas y entidades ectoplasmáticas, asustándole y tomándolo por sorpresa. Es por eso que considera que cuando se enamora sufre de un estado alterado de la consciencia, que sólo puede ser llamado de una sola manera: se apendeja
Uno de sus momentos más placenteros fue cuando sus fantasmas le dijeron "si" ¿a qué? Imagínense aquí todas las preguntas que quieran.
Tiene un problema con eso de andar contabilizando edades, distancias y tiempos; al igual que con la celebraciones de fechas especiales, específicamente su cumpleaños. Así que a los 25 opta por dejar de cumplir años, ahora se festeja siempre que puede, sólo o acompañado.
Psicólogo, escribir, dar clases, melómano, cinéfilo maníaco-depresivo, sonámbulo, narcoléptico, mitómano y aprendiz de tanatólogo. El sound track de su vida sería el disco Abbey Road de los Beatles, ya que le gustaría que comenzaran todos juntos, viendo como aquí viene el sol en el jardín del pulpo, sintiendo ese algo por su cariño que habría entrado por la ventana del baño cuando era perseguida por el malvado señor mostaza, para concluir con los sueños dorados y terminar cerrando los ojos rezando el mantra: "y al final el amor que tu tomas es igual al amor que tú haces"
Aún cree que las respuestas están en los libros, y de hecho se considera un cobarde por escapar de su realidad mediante las letras, ya sea leyendo o escribiendo. Llora fácilmente, se ríe de sus propios chistes, gusta de los sabores dulces y baila mejor con unos alcoholes encima. Su libro favorito es "El Principito" por hacerlo consiente de su inocencia  y "Diablo Guardián" por quitarle después esa misma inocencia. 
Y para terminar, si no hubiera sido psicólogo le hubiera gustado ser escritor, y parafraseando el final de un libro de Enrique Serna, encontrarse a su madre dentro de un sueño, entregarle el manuscrito de lo que ha sido su vida y decirle mientras le sonríe "mamá aquí está el borrador de mi vida, ¿me lo podrías pasar en limpio?

(Al cierre de esta edición sigue pensando que si en realidad existen los milagros, estos deberían suceder siempre en tu cumpleaños... y sus regalos deberían de llegar.)


jueves, 20 de junio de 2013

Claroscuros

"Nadie puede decir que la muerte no resulte ser 
una de las mayores bendiciones para el ser humano, 
y sin embargo, los hombres le temen como si supieran 
que es el mayor de los males." 
-Sócrates-


Cerca de la una de la mañana no había mucho movimiento, las guardias nocturnas en el área de urgencias hospitalarias tenían el peligroso encanto de pasar de la tranquilidad al caos en menos de un segundo. Sin embargo el papel del que habían apodado el muerto no era lidiar con eso, al contrario, él era el último en ser llamado.
Su llegada al hospital pasó desapercibida hasta que supieron a que iba, y su importancia decayó cuando fue presentado como doctor, pero no de los que curaban.
- Aquí el doctor Martínez Serrano viene a hacer una investigación, apóyenlo en lo que necesite, por cierto no es médico así que no lo molesten con otras cosas.- susurros y risas.

Su apodo fue asignado por los médicos residentes por lo que había llegado a hacer, su labor era muy específica, debía ser llamado en aquellos esporádicos casos en que un paciente después de haber sido declarado muerto hubiera vuelto a presentar signos de vida, así como de un infarto o un coma, el muerto debía reportar de manera inmediata todo el sentir del paciente en ese momento, lo que había sentido, lo que había escuchado o visto.
Por lo inverosímil del caso su labor no fue tomada con mucha importancia, y el apodo del muerto pronto se esparció por todo el hospital.
-Bien doctor Martínez, tiene un mes solamente para realizar su investigación, este hospital es el que trata de manera considerable los casos de traumatismos, infartos y todos esos casos que usted anda investigando. El hospital no tiene destinado recursos para lo que usted pretende reportar, así que lamentamos no poder darle más tiempo, pero comprenderá que preferimos tener internos y residentes que curen y no sólo que hagan periodismo.-

El muerto estaba ya acostumbrado a estos desplantes autoritarios, así que no hizo más que agradecer por la oportunidad al director del hospital e instalarse en su dormitorio.
Al principio todo era extraño, le habían dado una lista con los pacientes que eran lo que él estaba buscando, mientras leía los expedientes todos en el piso 4 tenían algo que hacer, entre enfermeras, médicos y personal movían al hospital, él sólo observaba, estaba ahí sólo por los pacientes terminales.
Paciente de la cama 457, en coma inducido, paciente 480, declarado oficialmente muerto, otros pacientes más con cuidados paliativos a punto de ser dados de alta para morir en casa.
Supo que era apodado el muerto una noche mientras dormía.
-Órale muerto, aquí hay un caso que puede interesarte, paciente de 56 años, tuvo un infarto y a punto de ser declarado muerto volvió a mostrar signos vitales.-

El muerto tomó su grabadora y llegó hasta donde estaba don Luis, quien acostado con un respirador podía hablar.
-Hola Don Luis, buenas noches ¿podría hacerle algunas preguntas? .-
Él lo observo y asintió una sola vez con la cabeza. Tenía que ser práctico, no podía tardarse en formalismos.
-¿cómo se siente?.-
-Bien, ya bien.-
-¿Tiene algún recuerdo de lo que acaba de pasarle?.-
-No, sólo escuché que me moría, que todos junto a mi decían que estaba muerto y yo pensaba: ahorita me despierto gritándoles para asustarlos.-
-¿Tiene alguna imagen de personas o de lugares?.-
-No, todo estaba oscuro, yo sólo los escuchaba, eso si, bien clarito, hasta oí cuando dijeron háblale al muerto para que vea esto y ahí si que me asusté, dije ya me cargó.-

Algo era seguro esa noche, el muerto era él.
Por dos noches no sucedía nada, pero su fama de acudir de inmediato donde se le necesitaba fue conocida en el hospital, el muerto definitivamente era el primero en llegar.
Una tarde fue vuelto a llamar.
-Muerto tienes una víctima, apresúrate o se lo lleva la competencia.-

Mientras caminaba al área de urgencias un médico pasante lo ponía al tanto.
-Este caso esta bueno, haz de cuenta que vienen manejando, chocan y el que venía manejando se muere pero su acompañante queda muy mal herida, vienen en la ambulancia para urgencias y por radio nos avisan que ya falleció, a los 5 minutos nos vuelven a llamar, presenta signos de nuevo y esta preguntado por el que venía manejando. Yo dije, este es un caso para el muerto.-

Entró a la sala de choque y vio a una chica de no más de 18 años, tenía cortadas de vidrio en la cara, collarín y el brazo entablillado, pero lo que más llamo la atención del muerto era que su semblante estaba sereno, lo invitaba a acercarse.
-Hola, yo soy...-
-Ya sé quien eres, me dijeron que si quería hablar contigo y yo dije que si.-
-¿Me puedes hablar de lo que te acuerdas?-
-Si...-

Fue cuando comenzó a llorar.
-Espera, si puedo... Mi hermano venía manejando normal, salimos de la escuela, me estaba contando que no estaba seguro de seguir adelante con lo que estaba estudiando, entonces yo le dije que era su vida, que hiciera lo que quisiera que yo lo apoyaba. Entonces él me sonrió y avanzamos con la luz verde, de pronto el ruido fuerte, luego silencio.-
-Me gustaría saber si recuerdas algo después de ese ruido, si viste o escuchaste algo mientras te atendían en el accidente.-
-Si, por eso quise platicar de esto. Vi a mi madre, ella murió hace 9 meses y recuerdo perfectamente la sensación de tenerla cerca, de estarme abrazando,  pero lo que aún me parece estar escuchando es su voz, me decía que iba a estar bien pero que se llevaría a mi hermano con ella. Por eso cuando desperté y antes de que me dijeran algo de mi hermano yo ya lo sabía. ¿Tu crees que eso sea verdad?.-

El muerto en su bata blanca no supo responder de manera inmediata, en ese momento un estudio psicológico postraumático no era factible, sólo había algo que decir.
-Si, claro que es verdad.-

La fama del muerto fue conocida en todo el hospital, su trabajo comenzaba a ganar credibilidad entre los médicos especializados. Ya no comía sólo, ahora era invitado a la mesa de los residentes, de los especialistas y hasta de los trabajadores del hospital que le contaban las historias más increíbles.
-Este hospital esta lleno de espíritus, tanta gente que muere aquí que sus almas deben andar por todo el lugar, y la mayoría muere solita, cuando bien les va están entre familia, pero cuando no solamente no amanecen y ni hay ni quien les de la mano.- Le compartía una trabajadora de limpieza del turno de la noche.

Una tarde hasta donde el estaba llegó un anciano, con la bata blanca medio abierta de atrás y empujando en un tripié su suero.
-Yo quiero contarle mi historia, igual y después ya no la cuento. No tiene mucho me dio un infarto, bueno, uno de tantos que me han dado y que me han traído hasta aquí, pero este último fue especial. Cuando me vino el dolor al pecho cerré los ojos buen fuerte, pero después de ver todo negro empezó a llegar una luz no se de dónde, de ese tipo de luces resplandecientes, y así solito el dolor fue pasando, después clarito veía yo como los doctores corrían, entonces haga de cuenta que yo estaba flotando encima de la cama, podía verlo todo desde arriba, pero lo que más me impacto fue verme a mi ahí acostado con la boca abierta, la enferma me inyectaba y otro doctor golpeaba mi pecho. Bien que escuchaba que lo que decían pero con palabras médicas que ni conozco, sólo vi como mientras me inyectaban yo fui como bajando de las alturas, después el doctor me daba otro golpe en el pecho y entonces ya estaba en mi cuerpo de nuevo. Y le juro doctor que no fumé nada.-

Y así las historias llegaban todos los días, pacientes que decían haber visto ángeles, otros a familiares ya fallecidos o que estaban lejos, otros de plano no recordaban nada o decían no haber sentido nada, para unos más sólo había sido un simple parpadeo. Pero lo que más recordaba era el testimonio de una niña, su pelo negro largo, ojos pequeños, abrazando un pequeño oso de peluche, su fleco sobre la frente y siempre sonriendo; ella decía que todo olía a dulce, que recordaba haberse quedado dormida y que había visto miles de mariposas a su rededor. Ese testimonio lo había llenado de una tranquilidad especial, entonces antes de irse de su cuarto se detuvo para hacerle una pregunta.
-¿Tú que crees que haya después de la vida?-
-Nada, sólo más vida, sólo que en otro lado-

La última noche, cuando se cumplió el plazo para que terminara su investigación de campo, llegó hasta su cuarto el mismo anciano que empujaba su suero en un tripié.
-¿Usted que quiere saber?-
-Esta es una investigación para saber que es lo que la gente ve o siente dentro ante una experiencia cercana a la muerte o de un proceso terminal, cuando se ha experimentado dentro de lo que en teoría llamamos...-
-No no, dígame que le pasó para querer saber que es lo que otros ven cuando se van a morir-

El muerto se quedó callado, articuló otra serie de explicaciones teóricas para que el anciano dejara de hacerle preguntad personales, pero lo que en ese momento pasaba por su cabeza era la sonrisa de su hijo de 12 años, de su pequeña mano tomando la suya mientras la leucemia avanzaba dentro de él, de cuando le preguntaba a donde iba a ir cuando muriera o qué sería lo primero que vería al morir, si después se volverían a ver, y si de ser así ¿cómo se iban a reconocer?.
Al amanecer, antes de que la primer guardia de enfermeras cambiara, ya tenía listo el reporte para ser entregado en la oficina del director del hospital, cuando éste lo vio no pudo ocultar una expresión de aprobación final ante su trabajo.
-Antes de irse dígame doctor Martinez, según lo que investigó ¿qué es lo que la gente ve cuando va a morir?-
-Cada quien ve lo que quiere ver...-

Dicho esto se fue, en su mano llevaba el pequeño oso de la niña feliz la cual había muerto la noche anterior.

viernes, 19 de abril de 2013

De vuelta

A un año de esa última noche en Madrid...





Son 37 segundos de video desde mi cuarto de hotel en Madrid, desde donde solamente se ve una calle iluminada por el alumbrado público y el viento haciendo ruido entre arboles. Al ver esas imágenes lo que más recuerdo es el frío, mucho frío.
Dos semanas antes preparaba mi maleta solo, bajaba a la sala también solo, no había comité de despedida como en años anterioes, no había muchos abrazos, no había fotos ni había encargos. Aún de madrugada mi desayuno a solas traía su porción de reflexión y de imágenes de viajes pasados:

"Acostado por última vez en esa cama recuerdo cuando pasé los cinco minutos más mágicos de mi vida estando debajo de los frescos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina y por fin saber a lo que olía ese lugar. Pasa por mi mente el momento en que compré los mejores libros de Picasso frente a la fuente de Neptuno en Madrid, de cuando tomé un café en las calles angostas de París, de las noches en Roma, los jardines en Alemania, de las caminatas por las playas del mar adriático y del mediterráneo, del centro de Hong Kong y de su Buda gigante, todos esos recuerdos me vienen siempre al final de cada viajes, pero lo que más recuerdo es la mano de mi madre llevándome por la calle y yo teniendo tanto miedo de que me fuera a soltar, ahora estoy lejos de ella, si me viera estaría orgullosa de mi, de cómo no sólo me solté de su mano, si no que aprendí a caminar sólo, solamente con su imagen en mi mente"

Años atrás el haber escrito esas letras me hacían sentir maduro, fuerte... y esa mañana, mientras lavaba mi plato y mi maleta me esperaba en la sala, sentía una presión enorme en el pecho y un nudo apretado en la garganta, no quería que nada de esas letras se volvieran realidad; sólo entré a su habitación para despedirme de ella, para besar su frente y para que ella me diera lo único que necesitaba para poder irme tranquilo, su bendición, esa que me sigue acompañando en este viaje, que es toda mi vida.   

Regresé de nuevo a París, descubrí Toledo, reconocí Murcia, conocí a la Gioconda en Louvre y volví a caminar por Madrid; todo el tiempo con mi madre en los ojos. Y al final, esa última noche antes de regresar a casa vi la hora, y sin poder dormir grabe un momento lo que pasaba afuera, tan similar a lo que sentía por dentro: el frío, ramas moviéndose por el viento, luces que iluminaban una porción de calle solitaria, todo pronosticando tiempos difíciles.

Tuve que irme para encontrarme, para volver a mirarme en el reflejo de las ventanas y recordar que puedo encontrar el camino a casa desde cualquier lugar del mundo en el que estoy. Tuve que irme para ver a la distancia y tomar aire, apretar los puños y enfrentar el nuevo trance que al día de hoy me mantiene volteando hacia atrás mientras camino hacia adelante, que es hacia donde está la vida. 

El viaje terminó en el mejor lugar, cuando regresé a casa, cuando aventé la maleta y entre a su recamara, encontrándola tal como la dejé, en su cama, mirándome y preguntándome ¿cómo te fue? 






sábado, 13 de abril de 2013

La punzada después del amor...

Llego a casa y abro todas las ventanas, me gusta que corra el aire, en mi mano la combinación de siempre, la combinación ganadora: un libro y un disco.

Pasar y sentarse, tener entre las manos el libro, otro libro... ¿Cuándo fue la última vez que estuve así? con un libro de Velasco, desde aquél Diablo Guardián que hace 5 años llegó a poner vida a mis ojos y a mis dedos, para que todo fuera observado y tocado de manera diferente.
No corrí a comprar "La edad de la punzada" cuando salió, nunca corro a comprar libros, ellos y yo nos vamos seduciendo y cazando hasta que la envestida es inevitable, junto con el encuentro y la posesión uno del otro.
Por otra parte Fito Páez presentaba el disco en vivo "El amor después del amor 20 años" Ambos títulos se mezclan en mi mente: la edad de la punzada 20 años después, la punzada después de la edad del amor, la punzada después de la punzada, la edad del amor después de la punzada, donde es que te punza cuando te enamoras... 
Y estas mezclas no son gratis, estos embrollos mentales se deben simplemente a que a ellos dos, a Xavier y a Fito, a Velasco y a Páez, los conocí al mismo tiempo, sólo con minutos de diferencia, el 11 de una fría noche de noviembre del 2009. Primero al Diablo Guardián en una conferencia en el teatro de la ciudad y terminando, inmediatamente después, en el zócalo el concierto de Fito. No aclaro más sobre el tema, al final dejo los links de mis respectivos encuentros por separado, esa mágica noche en la que los planetas se alinearon.


De regreso a esta dupla, a este libro y a este disco, no puedo más que tomarme mi tiempo para ambos, así me vuelva a tardar días en leer y años en entender, unos minutos para escucharlo y toda la vida para poner en práctica. Y es que cuando salió por primera vez el disco de Fito yo contaba con tan sólo tenía 15 años, estaba en mi edad de la punzada tal como el protagonista del libro, y mis nociones del amor no me quedaban aún del todo claras, y ahora querer saber que amor es el que está después del amor se me hace ya demasiado pretencioso. 

El disco no se puso difícil, fue un amor a primera vista, me dejé seducir sin complicaciones, de una calentura total y unas terribles y lujuriosas ganas de llegar a tocarlo de todas las maneras posibles; sin embargo con el libro sabía que sería diferente, sabía que tendríamos que seducirnos por varias noches, pero para esto sus antecedentes me hicieron quererme topar con esas letras lo antes posible. Fue cuando en una entrevista Xavier decía que éste libro era el más intenso después de la historia de Violetta en el Diablo Guardián, y fue ese el primer el detonante para comenzar a pensar en él y en la próxima vez que lo encontrara en alguna librería. Entonces sucedió que una mañana entré a una tienda departamental y pregunté por él (obvio por el libro, no por el autor) y me dijeron que ya no lo tenían, a lo que después de un rato mirando estantes encontré uno escondido detrás de otros libros. Al encontrarlo me vino a la mente ese clásico chiste de payasos en el que yo le decía al libro: te busco te busco y no te encuentro, a lo que él me respondía: te encuentro te encuentro y no te busco. Minutos después, tal como esa noche de noviembre, me encontré con Páez en forma de disco, igual que hace años cuando los pude ver, uno después del otro, con sus últimos trabajos hasta ese momento, entonces los tres abrazados como niños que van a hacer travesuras, nos fuimos a casa abrazados.  

Quiero terminar con el fragmento de una entrevista que Cristina Pacheco le hace a Velasco con respecto a su obra... tengo que confesar que es la primera vez que lo escucho con su voz quebrándose a punto de romper en llanto. Yo no pude más que acompañarlo con mis lagrimas al darme cuenta de que comparto una historia de vida similar con mi escritor favorito. 


"...cuando yo empece a escribir esta historia mi madre estaba enferma y la perdí dos meses después... Es la historia que ya no pudo leer, y sin embargo de pronto me doy cuenta que esta novela ya no solamente es cumplir con un compromiso que me impuse desde de época de que algún día tengo que contar esto para que tenga sentido, sino que ya no quiero estar en el mundo cuando pierdo a mi madre, no tengo interés de estar en el mundo; y en el único lugar donde tengo interés es en el balcón donde escribo esta novela porque en ese momento mi madre vuelve y no vuelve enferma, vuelve fuerte con el vigor de sus cuarenta y tantos años, guapa, fuerte, impresionante a regañarme porque estoy en la edad de la punzada... Escribo esta ficción porque lo necesito con toda mi alma y con toda mi vida, se vuelve eso, se vuelve un diálogo con mi madre, se vuelve la necesidad de reconstruirla de verla de nuevo enfrente de mi, de tenerla conmigo, y se vuelve también la necesidad de estarle pidiendo ayuda para que me ayude a terminarla, necesito que su fuerza venga conmigo y me ayude a llegar al final de la novela. Entonces se vuelve un asunto profundamente íntimo y al mismo tiempo es algo que me desgarra y me hace feliz, me hace muy feliz..."
-Xavier Velasco-

Háganse un favor y conozcanlos, mientras seguimos buscando lo que es el amor después de amor... 






viernes, 15 de marzo de 2013

La mujer de las Madrugadas

Mantenerse despierto cuando la mayoría de la gente duerme es como caminar entre los muertos, se hace despacio y de puntitas para no regresarlos a la vida, para no despertarlos. Y es que después de todo un día lleno de ruidos, el silencio que me rodea al momento en que mi cabeza hace contacto con la almohada me trae recuerdos peligrosos, hay que caminar entre ellos con mucho cuidado para no tener que tropezar con alguno en especial, con uno con el que no se pueda lidiar esa noche en particular, es como caminar en un campo minado, repito, es como caminar entre los muertos.

En las madrugadas nadie es de nadie, en las madrugadas te muestras tal como eres, entonces todo está permitido, no hay reglas que moderen las conversaciones ni los buenos modales ni esas maneras tan buscadas y correctas de hacer las cosas. Es total y absoluta liberación, es cuando esos llamados llegan, cuando las ideas se materializan, cuando nacen los milagros, y también cuando, si no los controlas, los sueños se convierten en pesadillas.

Y entonces cuando el sonido de los pájaros se hacen presentes y el cielo comienza a clarear, es momento de regresar con los vivos. Que vida tan cuerda es esa, tan fácil, tan ordinaria. El verdadero descanso de los días está en las madrugadas, el verdadero encuentro, el verdadero abrazo.
Ahí se aparecía ella, y también ahí se volvía a desaparecer, merodeando y regalándome los silencios de una ciudad que espera que la vida le pase, al igual que a mi, y que revienta en colores cuando ella se me hace presente con todo y sus imágenes mentales que podría jurar son algún deja vu de alguna otra vida, de alguna otra madrugada.


Ella trae y se lleva el significado de las madrugadas, porque ninguna es igual a la anterior, y a la vez me muestra la diferencia que guarda con respecto a la noche, porque no es lo mismo, porque nunca podría ser lo mismo. Las noches pueden compartirse con muchas personas, pero las madrugadas se viven sólo con una.
Hoy no concibo otra manera de vivir, no puedo imaginar otra forma de hacerte venir... y también que vengas a este lugar, conmigo, que me acompañes aquí un rato o tal vez dos.

ALL PHOTOS BY POLO

viernes, 8 de marzo de 2013

Love Kills Slowly...

Cuando lo vi no me pareció un asesino, de hecho parecía más alguien que estaba sorprendido por un poder que no sabía que tenía. Mientras me hablaba se miraba las manos sin poder creer aún lo que había sido capaz de hacer.

-No fui yo, lo juro, ¿como la iba a matar si es lo que más amo en este mundo?-

Obviamente no le creí, mi papel como perito era desconfiara de todo lo que un acusado pudiera decir, además como defenderse cuando había sido encontrado en la escena del crimen, sosteniendo fuertemente el cuerpo de la occisa con varios testigos que los habían visto entrar a su departamento. Le pregunté a grandes rasgos que era lo que había sucedido y en su relato por primera vez note una narración que me comenzó a ser difícil no darle su grado de certidumbre.

-¿Haz leído la frase "Love kills slowly"? Pues yo no la creía, pero hoy me di cuenta de que no es tan lento el asunto de matar a alguien de amor, de hecho esa frase me resultaba insulsa, hasta ofensiva; si el amor te hace vivir, ¿como te iba a matar?.-

Hasta ese momento sólo pensaba cuanto más se estaba hundiendo este pobre tipo, todas las pruebas apuntaban a que esta noche dormiría directamente en el reclusorio sin el más mínimo derecho a nada. Mi trabajo sería rápido, sólo necesitaban mi firma en el estudio de ingreso para que lo pasarán directo a su celda y su auto de formal prisión fuera oficial.

-Sé que no me creerá, se que nadie lo hará, se que suena muy fantasioso lo que he dicho, pero ustedes mismos no encontraron muestras de violencia ni armas ni veneno, nada, sólo me abrazó y murió.-

En eso tenía razón, en el cuerpo no se habían huellas violentas que indicaran abuso, el forense seguía estudiando el cuerpo y no me llegaba nada, podría ser muerte natural pero las primeras pruebas no arrojaban tampoco padecimientos o cardiopatías. Lo más seguro según mi experiencia era que se tratase de un crimen pasional, el móvil estaba perfectamente claro, eran de esos pactos de amor perpetuos tipo Romeo y Julieta, era cosa de tiempo para definir solamente cual era el tipo de veneno que ella habría tomado y que él ya no habría tenido tiempo de tomar.

-Señor le diré que es lo que yo me imagino, lo que la mato fue la música de Clapton. Sí sí, yo sé que se no me cree, pero la hubiera visto cuando comenzó a sonar "Wonderful tonight" se me quedo viendo de una forma tal que sabía ese abrazo sería el último. Ella me sonreía, estaba feliz, tanto que sus ojos se humedecían y cuando el llanto se mezcla con la alegría es porque ésta ya no se puede contener hasta que se sale por los ojos, de verdad, ¿nunca le ha asado? Yo tampoco lo creía, pero los acordes bluseros de ese slow hand fueron implacables, incluso yo sentí algo en el pecho mientras ella me abrazaba, era como sí algo en mi se rompiera, explotara de felicidad, pero después vi que no se trataba de mi, sino que era ella, que algo dentro de ella no había logrado contener la felicidad de volvernos a encontrar después de tanto tiempo en el que creí no volver a saber de ella. -

Mientras continuaba con su relato iba repasando mentalmente la fotografías que me habían sido mostradas en el expediente: cortinas rojas, una ventana abierta, velas gastadas por doquier que daban muestra de haber estado prendidas durante mucho tiempo, dos botellas de vino tinto cabernet sauvignon cosecha 1993 y lo que me hilaba más con su historia, por todas partes discos regados de Eric Clapton.

-Después sonó "Don't let me be lonely tonight", esa era nuestra canción  era la forma de decirnos quédate conmigo toda la noche, toda la vida... y cuando le dije que el vino se había acabado ya no me respondió, pensé que se habría quedado dormida pero no, su rostro era apacible, yo hasta le vi una sonrisa, después me di cuenta de que no respiraba y ya no supe que hacer, llamé a a urgencias y de pronto estoy aquí mirándome las manos pensado si en realidad fui yo quien la mató.-

El camino de regreso a casa se me hizo largo, no podía quitarme de la cabeza sus argumentos finales. Llegando prendí un cigarro, encendí la computadora para redactar mi informe y mentiras abría el formato de ingreso busqué en la red las canciones a las que había hecho referencia, todas esas las cuales mencionó que habían escuchado juntos toda la noche. Escuche tanta música que cuando me di cuenta estaba amaneciendo, redacté mi informe y lo entregué en las oficinas del Centro de Reinserción Social del Estado, dentro de mis anexos lo había dejado muy claro, ya no me quedaba lugar a ninguna duda: Muerte a causa del blues de Eric Clapton.

Esa misma tarde fui removido de mi cargo.

(Aquí las armas usadas)


viernes, 22 de febrero de 2013

Las nubes... 5 años después


Quiero escribir pero me sigue saliendo espuma
Quiero escribir pero tengo un nuevo dolor en los dedos
Quiero escribir pero mis ojos comienzan apenas a adaptarse a esta nueva oscuridad. 





Detonantes, a estas alturas todo lo es, todo me provoca, todo me invita e incita, el problema ahora es que el cuerpo aguante. Son cinco años de blog, el espíritu como siempre esta dispuesto pero la carne esta esponjosa y magullada, el corazón reinventandose y la espalda saliendo de rehabilitación. Miro hacia atrás y no soy mas que letras polvosas y sonrisas reconstruidas; más canas producto de corajes, más ojeras producto de desvelos, más arrugas producto de risas y más huecos en el alma causados por ausencias las cuales no tengo a donde poner mas que en éste lugar, y entonces hablo de ellas, les escribo, las sueño, me las trago y las procuro parir sin más mueca en mi cara que una sonrisa que no tiene más origen que este corazón acorazado como dijera el buen Benedetti. 

Y sin embargo se sigue moviendo, y sin embargo las provocaciones llegan ahora con alas de mariposa, como despertador de mi alma que hasta hace un tiempo dormía y que ahora me pregunta si estoy listo para los siguientes cinco años.


Siento que fue también el amor a mis cicatrices lo que me hizo toman el segundo aire... o el tercero, o el noveno. Estas letras son las cicatrices encargadas de regresarme a la vida y de dejar constancia de que la misma pasó por aquí, haciéndome más vulnerable a roces y sonrisas de personas que hasta hace unos minutos eran completamente extrañas.



Quiero compartir así la inmortalidad que da la palabra escrita, que se agarre quien quiera hacerlo, y que el vuelo dure lo que tenga que durar, bienvenidos a un nuevo lustro, al que dura cinco años y al que pretende sacar un nuevo brillo a estas letras que me resultan tan extrañamente conocidas. Porque como dice Paco Ignacio Taibo: Para desilusionarte hace falta primero haber estado ilusionado... y es en ese estado de ilusión como me salen mejor las letras.

Y exactamente como dije cuando inicié todo esto: sólo pretendo mandar estas letras al ciberespacio, a ver si alguien se tropieza con ellas. Siempre he creído que la única forma real de sanación es la palabra, lo demás, son sólo intentos para llegar al final a lo ya mencionado, a la bendita palabra.