De las primeras veces que vi a Fernando Delgadillo fue en un programa que tenía German Dehesa (q.e.p.d) hace como 15 años, y contrariamente a muchos que se engancharon escuchando "Hoy ten miedo de mi", a mi me atrapó con ese tipo de canciones que pertenecen más a la narrativa urbana. Fue entonces que ese cronista de la vida diaria llegó en un cassette junto con Alejandro Filio, grabado del programa de radio Cantares.
Después de casi 5 años de no escucharlo en vivo, en el concierto de ayer Delgadillo me regresó a esa época de mi vida en la que sus frases detonaban en cartitas cursis y amatorias y que usaba para llenar cassettes con sus mejores canciones, regalándolos a personas que sólo los escuchaban mientras limpiaban sus ventanas o lavaban sus trastes, y que la final te decían que la música le había gustando más a sus mamás que a ellas.
Delgadillo es un constructor de fantasías, subestimado muchas veces hasta por sus mismos fans que ven en él algo así como al precursor de Camila; cuando la mayoría anoche en su concierto sólo querían que tocara "Julieta". Lo mismo hace una canción de un amor fallido como de una tarde aventando palomitas en el cine, va del ensayo de una boca hasta el recuerdo de quien intentaba suicidarse con un tiro en otra boca o al movimiento del 68. Y a la vez reclama, a la sociedad, a la política, a México, a la falsedad humana, a las mujeres, al tendero que no le vende Ron, a sus colegas artistas que hacen música sencilla y reciclada, hasta llegar a ese público "inteligente y conocedor" (como él nos llama) del que él mismo en ocasiones no sabe si compartimos la importancia y el valor que nos está concediendo.
Fiel a su estilo, a su pelo, a su camisa blanca y al mezclilla azul, Delgadillo es extraordinariamente lo mismo pero diferente, huapangos, blues, swin, trova. Tres horas de concierto ya no le alcanzan para cantar todo lo que el público le pide, sus letras me siguen provocando imagenes, tal cómo la primera vez que lo escuche hace más de quience años.
Los primeros trancazos fueron soportados gracias a él, sus canciones siempre parecían ser la respuesta para todo lo que ocurría, y a la fecha cada nuevo disco trae una nueva respuesta a una pregunta que no siempre me hago de manera consciente.
Ojalá Delgadillo se cuide de ese sector de disidentes "Camileros" que buscan desesperadamente consumir su música para sentirse auténticos.
Esto es el arte de lo sencillo, de como las cosas deben decirse, de cómo poner las palabras precisas en el momento preciso. Nada más y nada menos.
Antes del "Ten miedo de mi" habría que escuchar la mejor canción dedicada a uno de los amores más auténticos, sinceros y dolorosos que hayan existido, ese que surge con una simple llamada anónima.
Gracias Fernando por seguir compartiendo hoy con nosotros tus canciones, este blog también tiene la intención de acariciar por detrás de las piernas...
Ojalá Delgadillo se cuide de ese sector de disidentes "Camileros" que buscan desesperadamente consumir su música para sentirse auténticos.
Esto es el arte de lo sencillo, de como las cosas deben decirse, de cómo poner las palabras precisas en el momento preciso. Nada más y nada menos.
Antes del "Ten miedo de mi" habría que escuchar la mejor canción dedicada a uno de los amores más auténticos, sinceros y dolorosos que hayan existido, ese que surge con una simple llamada anónima.
Gracias Fernando por seguir compartiendo hoy con nosotros tus canciones, este blog también tiene la intención de acariciar por detrás de las piernas...