El Blog de Marco Polo Pérez Xochipa

domingo, 30 de junio de 2013

Un Milagro para Junio

Nota: Siempre pido a mis alumnos una autobiografía y les había quedado de leer la mía, espero quedar a mano.

Podría comenzar citando a Pedro Guerra, diciendo que igual llegó de París siguiendo un cometa porque en su país no había cigüeñas, pero lo más justo sería hacer la mención que de niño nunca le gustó su nombre. Marco Polo.
Tiene todo un concierto en su cabeza, en donde interpreta, toca, actúa, es espectador, acomodador, narrador y telonero, pues siempre ha concebido la vida como una mezcla de todo eso.
Tiene muchos recuerdos especiales, cada uno ligado de alguna manera a una persona, y este recuerdo siempre detona en otro y después en otro, porque al final dice que sucede igual con los abrazos, cuando no tienes oportunidad de abrazar a toda esa gente que quieres basta con que abraces a una sola persona, todos estamos conectados con alguien más, así al final todos estamos abrazados. Es así como explica que en un sólo recuerdo esta contenido todo y todos. Uno de sus favoritos es el recuerdo en donde a través de los barrotes de su cuna tomaba la mano de su padre para poder dormir, o cuando desde un avión contempló un atardecer mientras escuchaba Paradise de Cold Play.
Desde niño era el payaso de la clase, y su mayor deseo era tener súper poderes y poder volar, pero sobre todo mover cosas con la mente, quizá por eso se dedicó a la psicología.
Si pudiera reencarnar en algo le gustaría en un libro de erotismo o en un pájaro de lo más común y corriente para no ser atrapado en una jaula.
Gusta de los placeres comunes como aventar el huevo en el sartén, quitarse los zapatos, acostarse en el pasto o poner sustituto de crema en su café y ver como se queda flotando como si fueran pequeñas porciones de tierra en medio del mar; después le gusta poner encima azúcar y ver como poco a poco todo se empieza a disolver hasta desaparecer, le encanta manejar la creación y el caos en medio del microcosmos que es su taza de café.
Le gustaría como dice Sabina, que ser valiente no saliera tan caro y que ser cobarde no valiera la pena, le gusta el olor a tierra mojada, la sopa caliente en una tarde lluviosa lo conecta con su madre, tiene el mal hábito de esperar a las personas hasta tarde y le encanta mover los dedos haciendo como que toca el nocturno número dos de Chopin en el piano.
De alma blusera, tiene un gusto raro de manipular, cortar y alterar frases, refranes y pensamientos cuando estos no expresan lo que él quiere, como: "Lo que no te mata te hace más fuerte, pero si al final algo te llega a matar, que sea tu muerte la que haga fuerte a alguien más", "Entre los individuos como ente las naciones, cuando el respeto nos deje de ser tan ajeno entonces habrá más paz" y su favorito: "Si amas algo déjalo libre" Hasta ahí.
Es viudo aunque su amor no ha muerto, sólo que ellas se han vuelto mariposas o fantasmas, porque simplemente desaparecen y aparecen  en diferentes formas y entidades ectoplasmáticas, asustándole y tomándolo por sorpresa. Es por eso que considera que cuando se enamora sufre de un estado alterado de la consciencia, que sólo puede ser llamado de una sola manera: se apendeja
Uno de sus momentos más placenteros fue cuando sus fantasmas le dijeron "si" ¿a qué? Imagínense aquí todas las preguntas que quieran.
Tiene un problema con eso de andar contabilizando edades, distancias y tiempos; al igual que con la celebraciones de fechas especiales, específicamente su cumpleaños. Así que a los 25 opta por dejar de cumplir años, ahora se festeja siempre que puede, sólo o acompañado.
Psicólogo, escribir, dar clases, melómano, cinéfilo maníaco-depresivo, sonámbulo, narcoléptico, mitómano y aprendiz de tanatólogo. El sound track de su vida sería el disco Abbey Road de los Beatles, ya que le gustaría que comenzaran todos juntos, viendo como aquí viene el sol en el jardín del pulpo, sintiendo ese algo por su cariño que habría entrado por la ventana del baño cuando era perseguida por el malvado señor mostaza, para concluir con los sueños dorados y terminar cerrando los ojos rezando el mantra: "y al final el amor que tu tomas es igual al amor que tú haces"
Aún cree que las respuestas están en los libros, y de hecho se considera un cobarde por escapar de su realidad mediante las letras, ya sea leyendo o escribiendo. Llora fácilmente, se ríe de sus propios chistes, gusta de los sabores dulces y baila mejor con unos alcoholes encima. Su libro favorito es "El Principito" por hacerlo consiente de su inocencia  y "Diablo Guardián" por quitarle después esa misma inocencia. 
Y para terminar, si no hubiera sido psicólogo le hubiera gustado ser escritor, y parafraseando el final de un libro de Enrique Serna, encontrarse a su madre dentro de un sueño, entregarle el manuscrito de lo que ha sido su vida y decirle mientras le sonríe "mamá aquí está el borrador de mi vida, ¿me lo podrías pasar en limpio?

(Al cierre de esta edición sigue pensando que si en realidad existen los milagros, estos deberían suceder siempre en tu cumpleaños... y sus regalos deberían de llegar.)


jueves, 20 de junio de 2013

Claroscuros

"Nadie puede decir que la muerte no resulte ser 
una de las mayores bendiciones para el ser humano, 
y sin embargo, los hombres le temen como si supieran 
que es el mayor de los males." 
-Sócrates-


Cerca de la una de la mañana no había mucho movimiento, las guardias nocturnas en el área de urgencias hospitalarias tenían el peligroso encanto de pasar de la tranquilidad al caos en menos de un segundo. Sin embargo el papel del que habían apodado el muerto no era lidiar con eso, al contrario, él era el último en ser llamado.
Su llegada al hospital pasó desapercibida hasta que supieron a que iba, y su importancia decayó cuando fue presentado como doctor, pero no de los que curaban.
- Aquí el doctor Martínez Serrano viene a hacer una investigación, apóyenlo en lo que necesite, por cierto no es médico así que no lo molesten con otras cosas.- susurros y risas.

Su apodo fue asignado por los médicos residentes por lo que había llegado a hacer, su labor era muy específica, debía ser llamado en aquellos esporádicos casos en que un paciente después de haber sido declarado muerto hubiera vuelto a presentar signos de vida, así como de un infarto o un coma, el muerto debía reportar de manera inmediata todo el sentir del paciente en ese momento, lo que había sentido, lo que había escuchado o visto.
Por lo inverosímil del caso su labor no fue tomada con mucha importancia, y el apodo del muerto pronto se esparció por todo el hospital.
-Bien doctor Martínez, tiene un mes solamente para realizar su investigación, este hospital es el que trata de manera considerable los casos de traumatismos, infartos y todos esos casos que usted anda investigando. El hospital no tiene destinado recursos para lo que usted pretende reportar, así que lamentamos no poder darle más tiempo, pero comprenderá que preferimos tener internos y residentes que curen y no sólo que hagan periodismo.-

El muerto estaba ya acostumbrado a estos desplantes autoritarios, así que no hizo más que agradecer por la oportunidad al director del hospital e instalarse en su dormitorio.
Al principio todo era extraño, le habían dado una lista con los pacientes que eran lo que él estaba buscando, mientras leía los expedientes todos en el piso 4 tenían algo que hacer, entre enfermeras, médicos y personal movían al hospital, él sólo observaba, estaba ahí sólo por los pacientes terminales.
Paciente de la cama 457, en coma inducido, paciente 480, declarado oficialmente muerto, otros pacientes más con cuidados paliativos a punto de ser dados de alta para morir en casa.
Supo que era apodado el muerto una noche mientras dormía.
-Órale muerto, aquí hay un caso que puede interesarte, paciente de 56 años, tuvo un infarto y a punto de ser declarado muerto volvió a mostrar signos vitales.-

El muerto tomó su grabadora y llegó hasta donde estaba don Luis, quien acostado con un respirador podía hablar.
-Hola Don Luis, buenas noches ¿podría hacerle algunas preguntas? .-
Él lo observo y asintió una sola vez con la cabeza. Tenía que ser práctico, no podía tardarse en formalismos.
-¿cómo se siente?.-
-Bien, ya bien.-
-¿Tiene algún recuerdo de lo que acaba de pasarle?.-
-No, sólo escuché que me moría, que todos junto a mi decían que estaba muerto y yo pensaba: ahorita me despierto gritándoles para asustarlos.-
-¿Tiene alguna imagen de personas o de lugares?.-
-No, todo estaba oscuro, yo sólo los escuchaba, eso si, bien clarito, hasta oí cuando dijeron háblale al muerto para que vea esto y ahí si que me asusté, dije ya me cargó.-

Algo era seguro esa noche, el muerto era él.
Por dos noches no sucedía nada, pero su fama de acudir de inmediato donde se le necesitaba fue conocida en el hospital, el muerto definitivamente era el primero en llegar.
Una tarde fue vuelto a llamar.
-Muerto tienes una víctima, apresúrate o se lo lleva la competencia.-

Mientras caminaba al área de urgencias un médico pasante lo ponía al tanto.
-Este caso esta bueno, haz de cuenta que vienen manejando, chocan y el que venía manejando se muere pero su acompañante queda muy mal herida, vienen en la ambulancia para urgencias y por radio nos avisan que ya falleció, a los 5 minutos nos vuelven a llamar, presenta signos de nuevo y esta preguntado por el que venía manejando. Yo dije, este es un caso para el muerto.-

Entró a la sala de choque y vio a una chica de no más de 18 años, tenía cortadas de vidrio en la cara, collarín y el brazo entablillado, pero lo que más llamo la atención del muerto era que su semblante estaba sereno, lo invitaba a acercarse.
-Hola, yo soy...-
-Ya sé quien eres, me dijeron que si quería hablar contigo y yo dije que si.-
-¿Me puedes hablar de lo que te acuerdas?-
-Si...-

Fue cuando comenzó a llorar.
-Espera, si puedo... Mi hermano venía manejando normal, salimos de la escuela, me estaba contando que no estaba seguro de seguir adelante con lo que estaba estudiando, entonces yo le dije que era su vida, que hiciera lo que quisiera que yo lo apoyaba. Entonces él me sonrió y avanzamos con la luz verde, de pronto el ruido fuerte, luego silencio.-
-Me gustaría saber si recuerdas algo después de ese ruido, si viste o escuchaste algo mientras te atendían en el accidente.-
-Si, por eso quise platicar de esto. Vi a mi madre, ella murió hace 9 meses y recuerdo perfectamente la sensación de tenerla cerca, de estarme abrazando,  pero lo que aún me parece estar escuchando es su voz, me decía que iba a estar bien pero que se llevaría a mi hermano con ella. Por eso cuando desperté y antes de que me dijeran algo de mi hermano yo ya lo sabía. ¿Tu crees que eso sea verdad?.-

El muerto en su bata blanca no supo responder de manera inmediata, en ese momento un estudio psicológico postraumático no era factible, sólo había algo que decir.
-Si, claro que es verdad.-

La fama del muerto fue conocida en todo el hospital, su trabajo comenzaba a ganar credibilidad entre los médicos especializados. Ya no comía sólo, ahora era invitado a la mesa de los residentes, de los especialistas y hasta de los trabajadores del hospital que le contaban las historias más increíbles.
-Este hospital esta lleno de espíritus, tanta gente que muere aquí que sus almas deben andar por todo el lugar, y la mayoría muere solita, cuando bien les va están entre familia, pero cuando no solamente no amanecen y ni hay ni quien les de la mano.- Le compartía una trabajadora de limpieza del turno de la noche.

Una tarde hasta donde el estaba llegó un anciano, con la bata blanca medio abierta de atrás y empujando en un tripié su suero.
-Yo quiero contarle mi historia, igual y después ya no la cuento. No tiene mucho me dio un infarto, bueno, uno de tantos que me han dado y que me han traído hasta aquí, pero este último fue especial. Cuando me vino el dolor al pecho cerré los ojos buen fuerte, pero después de ver todo negro empezó a llegar una luz no se de dónde, de ese tipo de luces resplandecientes, y así solito el dolor fue pasando, después clarito veía yo como los doctores corrían, entonces haga de cuenta que yo estaba flotando encima de la cama, podía verlo todo desde arriba, pero lo que más me impacto fue verme a mi ahí acostado con la boca abierta, la enferma me inyectaba y otro doctor golpeaba mi pecho. Bien que escuchaba que lo que decían pero con palabras médicas que ni conozco, sólo vi como mientras me inyectaban yo fui como bajando de las alturas, después el doctor me daba otro golpe en el pecho y entonces ya estaba en mi cuerpo de nuevo. Y le juro doctor que no fumé nada.-

Y así las historias llegaban todos los días, pacientes que decían haber visto ángeles, otros a familiares ya fallecidos o que estaban lejos, otros de plano no recordaban nada o decían no haber sentido nada, para unos más sólo había sido un simple parpadeo. Pero lo que más recordaba era el testimonio de una niña, su pelo negro largo, ojos pequeños, abrazando un pequeño oso de peluche, su fleco sobre la frente y siempre sonriendo; ella decía que todo olía a dulce, que recordaba haberse quedado dormida y que había visto miles de mariposas a su rededor. Ese testimonio lo había llenado de una tranquilidad especial, entonces antes de irse de su cuarto se detuvo para hacerle una pregunta.
-¿Tú que crees que haya después de la vida?-
-Nada, sólo más vida, sólo que en otro lado-

La última noche, cuando se cumplió el plazo para que terminara su investigación de campo, llegó hasta su cuarto el mismo anciano que empujaba su suero en un tripié.
-¿Usted que quiere saber?-
-Esta es una investigación para saber que es lo que la gente ve o siente dentro ante una experiencia cercana a la muerte o de un proceso terminal, cuando se ha experimentado dentro de lo que en teoría llamamos...-
-No no, dígame que le pasó para querer saber que es lo que otros ven cuando se van a morir-

El muerto se quedó callado, articuló otra serie de explicaciones teóricas para que el anciano dejara de hacerle preguntad personales, pero lo que en ese momento pasaba por su cabeza era la sonrisa de su hijo de 12 años, de su pequeña mano tomando la suya mientras la leucemia avanzaba dentro de él, de cuando le preguntaba a donde iba a ir cuando muriera o qué sería lo primero que vería al morir, si después se volverían a ver, y si de ser así ¿cómo se iban a reconocer?.
Al amanecer, antes de que la primer guardia de enfermeras cambiara, ya tenía listo el reporte para ser entregado en la oficina del director del hospital, cuando éste lo vio no pudo ocultar una expresión de aprobación final ante su trabajo.
-Antes de irse dígame doctor Martinez, según lo que investigó ¿qué es lo que la gente ve cuando va a morir?-
-Cada quien ve lo que quiere ver...-

Dicho esto se fue, en su mano llevaba el pequeño oso de la niña feliz la cual había muerto la noche anterior.