El Blog de Marco Polo Pérez Xochipa

viernes, 19 de abril de 2013

De vuelta

A un año de esa última noche en Madrid...





Son 37 segundos de video desde mi cuarto de hotel en Madrid, desde donde solamente se ve una calle iluminada por el alumbrado público y el viento haciendo ruido entre arboles. Al ver esas imágenes lo que más recuerdo es el frío, mucho frío.
Dos semanas antes preparaba mi maleta solo, bajaba a la sala también solo, no había comité de despedida como en años anterioes, no había muchos abrazos, no había fotos ni había encargos. Aún de madrugada mi desayuno a solas traía su porción de reflexión y de imágenes de viajes pasados:

"Acostado por última vez en esa cama recuerdo cuando pasé los cinco minutos más mágicos de mi vida estando debajo de los frescos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina y por fin saber a lo que olía ese lugar. Pasa por mi mente el momento en que compré los mejores libros de Picasso frente a la fuente de Neptuno en Madrid, de cuando tomé un café en las calles angostas de París, de las noches en Roma, los jardines en Alemania, de las caminatas por las playas del mar adriático y del mediterráneo, del centro de Hong Kong y de su Buda gigante, todos esos recuerdos me vienen siempre al final de cada viajes, pero lo que más recuerdo es la mano de mi madre llevándome por la calle y yo teniendo tanto miedo de que me fuera a soltar, ahora estoy lejos de ella, si me viera estaría orgullosa de mi, de cómo no sólo me solté de su mano, si no que aprendí a caminar sólo, solamente con su imagen en mi mente"

Años atrás el haber escrito esas letras me hacían sentir maduro, fuerte... y esa mañana, mientras lavaba mi plato y mi maleta me esperaba en la sala, sentía una presión enorme en el pecho y un nudo apretado en la garganta, no quería que nada de esas letras se volvieran realidad; sólo entré a su habitación para despedirme de ella, para besar su frente y para que ella me diera lo único que necesitaba para poder irme tranquilo, su bendición, esa que me sigue acompañando en este viaje, que es toda mi vida.   

Regresé de nuevo a París, descubrí Toledo, reconocí Murcia, conocí a la Gioconda en Louvre y volví a caminar por Madrid; todo el tiempo con mi madre en los ojos. Y al final, esa última noche antes de regresar a casa vi la hora, y sin poder dormir grabe un momento lo que pasaba afuera, tan similar a lo que sentía por dentro: el frío, ramas moviéndose por el viento, luces que iluminaban una porción de calle solitaria, todo pronosticando tiempos difíciles.

Tuve que irme para encontrarme, para volver a mirarme en el reflejo de las ventanas y recordar que puedo encontrar el camino a casa desde cualquier lugar del mundo en el que estoy. Tuve que irme para ver a la distancia y tomar aire, apretar los puños y enfrentar el nuevo trance que al día de hoy me mantiene volteando hacia atrás mientras camino hacia adelante, que es hacia donde está la vida. 

El viaje terminó en el mejor lugar, cuando regresé a casa, cuando aventé la maleta y entre a su recamara, encontrándola tal como la dejé, en su cama, mirándome y preguntándome ¿cómo te fue? 






sábado, 13 de abril de 2013

La punzada después del amor...

Llego a casa y abro todas las ventanas, me gusta que corra el aire, en mi mano la combinación de siempre, la combinación ganadora: un libro y un disco.

Pasar y sentarse, tener entre las manos el libro, otro libro... ¿Cuándo fue la última vez que estuve así? con un libro de Velasco, desde aquél Diablo Guardián que hace 5 años llegó a poner vida a mis ojos y a mis dedos, para que todo fuera observado y tocado de manera diferente.
No corrí a comprar "La edad de la punzada" cuando salió, nunca corro a comprar libros, ellos y yo nos vamos seduciendo y cazando hasta que la envestida es inevitable, junto con el encuentro y la posesión uno del otro.
Por otra parte Fito Páez presentaba el disco en vivo "El amor después del amor 20 años" Ambos títulos se mezclan en mi mente: la edad de la punzada 20 años después, la punzada después de la edad del amor, la punzada después de la punzada, la edad del amor después de la punzada, donde es que te punza cuando te enamoras... 
Y estas mezclas no son gratis, estos embrollos mentales se deben simplemente a que a ellos dos, a Xavier y a Fito, a Velasco y a Páez, los conocí al mismo tiempo, sólo con minutos de diferencia, el 11 de una fría noche de noviembre del 2009. Primero al Diablo Guardián en una conferencia en el teatro de la ciudad y terminando, inmediatamente después, en el zócalo el concierto de Fito. No aclaro más sobre el tema, al final dejo los links de mis respectivos encuentros por separado, esa mágica noche en la que los planetas se alinearon.


De regreso a esta dupla, a este libro y a este disco, no puedo más que tomarme mi tiempo para ambos, así me vuelva a tardar días en leer y años en entender, unos minutos para escucharlo y toda la vida para poner en práctica. Y es que cuando salió por primera vez el disco de Fito yo contaba con tan sólo tenía 15 años, estaba en mi edad de la punzada tal como el protagonista del libro, y mis nociones del amor no me quedaban aún del todo claras, y ahora querer saber que amor es el que está después del amor se me hace ya demasiado pretencioso. 

El disco no se puso difícil, fue un amor a primera vista, me dejé seducir sin complicaciones, de una calentura total y unas terribles y lujuriosas ganas de llegar a tocarlo de todas las maneras posibles; sin embargo con el libro sabía que sería diferente, sabía que tendríamos que seducirnos por varias noches, pero para esto sus antecedentes me hicieron quererme topar con esas letras lo antes posible. Fue cuando en una entrevista Xavier decía que éste libro era el más intenso después de la historia de Violetta en el Diablo Guardián, y fue ese el primer el detonante para comenzar a pensar en él y en la próxima vez que lo encontrara en alguna librería. Entonces sucedió que una mañana entré a una tienda departamental y pregunté por él (obvio por el libro, no por el autor) y me dijeron que ya no lo tenían, a lo que después de un rato mirando estantes encontré uno escondido detrás de otros libros. Al encontrarlo me vino a la mente ese clásico chiste de payasos en el que yo le decía al libro: te busco te busco y no te encuentro, a lo que él me respondía: te encuentro te encuentro y no te busco. Minutos después, tal como esa noche de noviembre, me encontré con Páez en forma de disco, igual que hace años cuando los pude ver, uno después del otro, con sus últimos trabajos hasta ese momento, entonces los tres abrazados como niños que van a hacer travesuras, nos fuimos a casa abrazados.  

Quiero terminar con el fragmento de una entrevista que Cristina Pacheco le hace a Velasco con respecto a su obra... tengo que confesar que es la primera vez que lo escucho con su voz quebrándose a punto de romper en llanto. Yo no pude más que acompañarlo con mis lagrimas al darme cuenta de que comparto una historia de vida similar con mi escritor favorito. 


"...cuando yo empece a escribir esta historia mi madre estaba enferma y la perdí dos meses después... Es la historia que ya no pudo leer, y sin embargo de pronto me doy cuenta que esta novela ya no solamente es cumplir con un compromiso que me impuse desde de época de que algún día tengo que contar esto para que tenga sentido, sino que ya no quiero estar en el mundo cuando pierdo a mi madre, no tengo interés de estar en el mundo; y en el único lugar donde tengo interés es en el balcón donde escribo esta novela porque en ese momento mi madre vuelve y no vuelve enferma, vuelve fuerte con el vigor de sus cuarenta y tantos años, guapa, fuerte, impresionante a regañarme porque estoy en la edad de la punzada... Escribo esta ficción porque lo necesito con toda mi alma y con toda mi vida, se vuelve eso, se vuelve un diálogo con mi madre, se vuelve la necesidad de reconstruirla de verla de nuevo enfrente de mi, de tenerla conmigo, y se vuelve también la necesidad de estarle pidiendo ayuda para que me ayude a terminarla, necesito que su fuerza venga conmigo y me ayude a llegar al final de la novela. Entonces se vuelve un asunto profundamente íntimo y al mismo tiempo es algo que me desgarra y me hace feliz, me hace muy feliz..."
-Xavier Velasco-

Háganse un favor y conozcanlos, mientras seguimos buscando lo que es el amor después de amor...