Cuando estaba en tercer año de primaria conocí a la primera niña que provenía de una familia que tenía una religión diferente a la católica, después, en quinto año de primaria supe que uno de mis mejores amigos tenía papás divorciados, y unos días antes de que se terminara el ciclo escolar apareció su papá y se lo llevó para siempre. Fue ahí cuando comencé a darme cuenta que en este mundo no todas las personas deben ser como nosotros queremos que sean.
Los homosexuales comenzaron a "salir del closet" desde hace ya muchos años, y nuestra atención se centró tanto en eso que no nos dimos cuenta de que el espacio para los homofóbicos se comenzó a hacer cada vez mas pequeño, y fue así como éstos se quedaron resguardados en un estado confortable en el que todo lo comenzaron justificar con frases que iban desde un: "Yo respeto a los homosexuales, hasta tengo un amigo gay" hasta el tan recurrido: "Yo también los respeto, sólo que no se metan conmigo" (como si todos los heteros estuvieran buenísimos como para querer tener algo con ellos no?, dijera un amigo gay) Frases como esas daban una señal de estatus y de una aparente y condescendiente aceptación a una minoría que hoy preocupa tanto a algunos.
Entonces llegó una buena prueba para ver realmente si ese discurso "perdonavidas" y de abierta aceptación hacia la comunidad homosexual era real o solamente una postura cómoda. La aprobación de los matrimonios homosexuales en el DF y de la posibilidad de adoptar niños comenzó a sacar al homofóbico que todos llevamos dentro, pero claro, antes de admitir eso teníamos que mandar a alguien por adelante, y la opción fueron los niños, entonces el argumento esos argumentos anteriores se corrigieron y se convirtieron en algo así como: "Ok, por mi que hagan lo que quieran, pero los niños no tienen la culpa" En México se violan todo el tiempo el derecho de los niños, pero claro que eso no es motivo de consulta ciudadana, solamente cuando se trata de adopción homoparental, que por cierto revisando los derechos infantiles, no se atenta contra ellos.
En la encuesta que realizó el PAN el 19 de enero, que por cierto tiene varios errores, se hace una pregunta que se ha vuelto una de las más comunes entre la gente: "¿cree usted que un niño adoptado por homosexuales sería víctima de discriminación por parte de sus compañeros de escuela?"... y claro que muchos dirían "sí" pero nadie preguntó el porqué, y no es difícil suponer que los niños aprenden que son los adultos los primeros en discriminar. No se puede hacer una consulta ciudadana con tanta desinformación por parte de los ciudadanos.
Estudios psicológicos longitudinales revelan que no hay relación entre que un matrimonio homosexual haga que su hijo sea homosexual, porque si así fuera tendríamos que decir que un matrimonio heterosexual tendría hijos de la misma condición que ellos, y eso sabemos no ocurre así. La discriminación existe en las escuelas desde años, los niños de otras razas, los hijos de padres divorciados, los gordos, los morenos, los chaparros, los que eran violentados en casa, los que tenían diferentes creencias, los hijos de madres o padres solteros, las que iban de trenzas, los que vivían solo con la abuelita porque los papás se fueron a trabajar al extranjero, etc, o acaso no todos en nuestra niñez conocimos a alguien así? Si la preocupación es por los niños que serán rechazados sólo porque en México no estamos educados como en otros países en donde ya se acepta esto, es fácil, comencemos a educarnos desde ahora, pero nosotros antes que a los niños.
Los temas de discriminación e intolerancia van desde la diversidad sexual, pasando por quienes deciden abortar, o reclaman su derecho a morir dignamente, hasta los aún más comunes y cotidianos como son la intolerancia hacia quienes no le van al mismo equipo o gustan de otro tipo de música, por quienes visten diferente, quien es naco o quien decide no tener una relación estable y andar de free. Es verdad, los ejemplos y sus dimensiones siempre serán diferentes, pero la esencia es la misma: lo discrimino, no lo tolero y peor aún, lo violento.
Por lo que respecta al derecho de casarse y adoptar, eso ni debería estarse discutiendo, es un derecho que ya tienen. Abramos los ojos, las parejas homosexuales han estado juntas desde hace años, han criado hijos desde hace mucho tiempo, y claro, pueden ser tan buenos o malos padres como una pareja heterosexual, aquí los intereses que están peligrando ya sabemos cuales son y de donde vienen.
La felicidad de las personas no debe ser asunto de consensos.