El Blog de Marco Polo Pérez Xochipa

viernes, 14 de enero de 2011

El año sin luciérnagas


La primera vez que te vi no me enamore de ti, de hecho ni siquiera llamaste mi atención, eso del amor llegó mucho después, cuando vi la manera en como abrías las piernas y abrazabas con ellas eso que decías era lo más parecido al cuerpo de una mujer. Después la manera en que usabas tus manos, esos dedos tuyos me hacían imaginar como sería estar en el lugar de tu amado chelo, pasando tu arco por mi espalda, mientras me sacas melodías del vientre y me haces sonar como tu quieras. Fue ahí cuando me enamoré de ti, después de ese recital en blanco y negro, cuando el aire era dulce y el frío no congelaba tanto como la ausencia de tus notas; fue ahí cuando comencé a imaginar en cambiar el instrumento y ponerme en su lugar, para volver a comenzar el año de la misma manera en la que lo había terminado y con tu luz intermitente como luciérnaga, como muchas veces solías iluminar.

*Este es un recuerdo sin luciérnagas; nada como dejar un año, un lugar o una persona, mejor de cómo la encontraste.