Ahora no tengo problema en decirlo, menos tengo problema en que lo entiendan, pero hoy estoy más seguro que nunca que la vida podría ser entendida desde una canción de los Beatles.
Siempre lo supe, una canción de Lennon & McCartney puede ser incluida perfectamente en un dialogo. Sé que mis detractores podrán decír lo que quieran, pero nada tan polifacético, tan ergonómico, tan moldeable, tan mimetizable como los Beatles. Es música de circo en "Love" del Cirque du Soleil o música que ayuda a entender el entorno de alguien con retraso mental en "Yo soy Sam". Ahora el Jai guru de va om viajará a través del universo a velocidad luz y le tomará 431 años llegar a su destino final: Polaris, que queda a 2.5 trillones de millas de la Tierra.
Un sueño más que se cumple, no soy el único loco que puede responder a una pregunta con una estrofa de John, Paul, Goerge o Ringo. Ahora que veo esta película me vuelvo a acordar del origen cómico/mágico/musical que me inició en la beatlemanía, ahora que los colores y las imágenes me hacen recordar que yo también tuve esos viajes hilarantes que me hicieron no solo oír, sino ver y vivir las canciones.
Es cuando me doy cuenta que me equivoqué de época, yo debí haber cantado en Avandaro, debí haber estado en Tlatelolco, tocado real música de protesta, debí haberme pintado flores en la cara y debí emborracharme y fumar marihuana con alguien parecido a mi padre.
Y el complemento perfecto fue mi acompañante, a quien también la película la dejó sin aliento, la que no habló pero que todo el tiempo supe que estaba ahí, sonriendo y tarareando alguna canción, la que al salir estaba tan feliz como yo de haber visto las canciones un día en la vida... gracias por tantas coincidencias.
Kira in the sky with diamonds...
Yo soy él, como tú eres él, como tú eres yo y nosotros somos todos juntos.