El Blog de Marco Polo Pérez Xochipa

jueves, 5 de abril de 2012

El Oso Crayolas

Antes del primer vuelo, del primer viaje, del primer todo, llegó él, de manos de mi sobrino que me lo daba para que no olvidara que había quien me esperaba, quien me cuidaba y quien me quería de regreso.
Lo de Crayolas fue gracias a mi hermano de viajes Chacho, y a los vestigios desintoxicantes crayoleros sobre la porcelana italiana, en su honor vaya desde aquí este tardío pero siempre emotivo homenaje.
Inspirado en el Gnomo del papá de Amelí, Crayolas conoció al mismo tiempo que yo todo lo que ante nuestros ojos de botón negros se apareció majestuoso. Durmió donde yo dormí, viajó como yo viajé y posó donde yo posé.
Hasta que llegó el día en que quiso viajar solo, Crayolas eligió Los Ángeles para seguir su propio camino y yo no tuve más que hacer que dejarlo ir, que es lo que se hace con todo lo que en realidad de ama, soltarlo y desearle que llegado el momento él haga lo mismo, para después, si así tuviera que ser, volvernos a encontrar .


Después regresó mi sobrino, habían pasado 8 años desde esa última vez, con otro oso, “Este se llama Guaripolo y ahora le toca viajar a él”… y entonces todo vuelve a comenzar. 

*Guaripolo: