A la fecha los recorridos siempre se me han hecho más cortos de regreso que de ida. Puede que sea parte de ese efecto que da el déficit de la emoción, cuando ésta ya ha pasado, o quizá sea esa sensación de bienestar que se confunde con el no querer regresar a casa porque ya se ha estado ahí, porque fue de ahí de donde se partió.
Benjamin Button no es nuevo, su historia ya había sido imaginada por Quino, el genio argentino creador de Mafalda. Y es que ambos punto de vista coinciden en lo mismo, en el hecho de que la vida sería mejor si se viviera hacia atrás. Aunque a mi parecer el mejor momento de la película es vivir la esperar, todo ese camino andado hasta llegar al punto en que Benjamin coincide con Daisy, porque en ocasiones deberá valer la pena vivir toda una vida sólo para llegar a ese punto de encuentro y coincidencia, para después y como en todo, llegar al declive y desenlace.
Quizá algunas historias de amor deberían ser así, las relaciones deberían también vivirse en ese sentido, primero sintiendo un vacío, una ausencia, un desengaño, un adiós, un corazón roto, partiendo -claro- de la premisa de que nada es para siempre. Después habría algo parecido a un insight, llamado así en psicología al "darse cuenta". Entonces el corazón pasaría de esas contracciones esporádicas, dolorosas y densas, a comenzar gradualmente a acelerarse, a dejar de estar anquilosado, al igual que la respiración; para que al final (que es el principio del enamoramiento) la oxitocina, la feniletilamina y la vasopresina pasaran de sus niveles más altos hasta llegar a cero, sin que el cuerpo notara la falta de su suministro, tan paulatinamente que no se perciba su ausencia, hasta el momento final de darnos cuentas de que ya no estamos enamorados junto con un olvido lo más profiláctico posible. El sentimiento pasaría de ese estado de madurez y estabilidad al momento de locura en que se pierde todo tipo de juicio, para después de todo, terminar con un simple sentimiento de explosión que se da al momento en que nos damos cuenta de que nos hemos encontrado en su momento con la persona indicada. Y de ahí a la nada, de ahí todo llegaría a su fin sin ningún tipo de recuerdo. La película de "The curious case of Benjamin Button", al igual que este pensamiento, esta catalogado en el género de fantasía.
Definitivamente los caminos que comenzamos estarán cargados de expectativas, pero el encanto de los caminos de regreso siempre será que se nos hagan más cortos, y valdrá la pena recorrerlos, sólo para coincidir, para compartir un momento, y después cada quien, seguir con su particular sensación de que el tiempo se le está acabando.