De todos los recuerdos del mundo, ella tenía que entrar en
el mío...
El dolor se hacía presente. En la escala del 1 al 10 sería
un 4, si tuviera que asignado un color sería rosado, si tuviera un sonido sería el de la
computadora cuando marca error, si tuviera un tamaño sería como el de un melón,
¿pero un personaje? Eso en algo que nunca había pensado.
-¿Duele sí hago esto?...-
-No-
-No-
Ni sabía cómo comenzar con este recuerdo que mientras más
lo pensaba, más me volvía vulnerable, al mismo tiempo que lo iba conectando con toda
mi vida, la cual me daba la impresión de estarse acortando cada vez más.
Salí de la terapia buscando un cigarro, me gustaba la idea de caminar
por la calle fumando mientras comenzaba a caer una lluvia ligera y yo,
enfundado en una gabardina gris, metía las manos en los bolsillos mientras pensaba
"...you must remember this, a kiss is just a kiss..." Pero no había
kiss, sólo había dolor, literal, un dolor que se hizo presente cuando mi mano
derecha entró al bolsillo del pantalón buscando la cartera. Dolor soportable
pero que comenzaba a volverse persistente y molesto.
-¿Duele si hago esto?...-
-No, casi no.-
-No, casi no.-
Síndrome del túnel carpiano, quiero pensar que aún en etapa
inicial y con un diagnóstico favorable con tratamiento de fisioterapia...
Quiero pensar. Pero la terapia no había sido física sino psicológica, fue mi terapeuta quien se encargó de conectarlo todo, la triada patológica conformada por el dolor de dicho síndrome, la figura en gabardina de Humphrey Bogart y
ella... de nuevo ella, no la misma ella, nunca la misma, pero una ella al final de cuentas.
Ese fue el personaje que le asigné a mi dolor, no tuve que
pensarlo mucho, cuando se hizo presente la pregunta, una silueta delgada con
traje, gabardina y sombrero, abriendo su cigarrera y tomando un whisky, llegó
de inmediato como saliendo de las sombras y diciéndome tranquilo, aquí estoy.
Puede pensar en tantos personajes: músicos, escritores, caricaturas; pero jamás pensé que Rick de Casablanca significar tanto para mi hasta ese momento. Hacía como cinco años que esa película me había llegado en una edición de colección y alguien ya me lo había advertido: te vas a identificar con él. Y bastó con verlo golpear la mesa al momento que se preguntaba porqué de todos los cafés en todo el mundo, ella había entrado al suyo. No podía ser más claro, Rick era el personaje que más se asemeja a mi dolor.
Puede pensar en tantos personajes: músicos, escritores, caricaturas; pero jamás pensé que Rick de Casablanca significar tanto para mi hasta ese momento. Hacía como cinco años que esa película me había llegado en una edición de colección y alguien ya me lo había advertido: te vas a identificar con él. Y bastó con verlo golpear la mesa al momento que se preguntaba porqué de todos los cafés en todo el mundo, ella había entrado al suyo. No podía ser más claro, Rick era el personaje que más se asemeja a mi dolor.
-Duele si hago esto?...-
-Un poco.-
-Un poco.-
Ella irrumpió en mi vida al igual que Ilsa en el Café
Americano de Rick, y yo igual de parco y en el papel del protagonista, cuando la veía no
me emocionaba ni demostraba mis sentimientos, todo eso lo guardo para cuando pudiera estar a solas con ella, momentos escuetos y fugaces, porque el tiempo en estos casos
nunca será aliado de nadie. Seguía caminando frotándome la muñeca, recordando la frase
del terapeuta: tienes que resignificar el dolor... No podría ser de otra
manera, conectar con mi dolor, con ese profundo que me hablaba pero al que no
escuchaba, el que me quería hacer ver que si sigo haciendo lo mismo me seguirá doliendo
igual. La imagen de Bogart llegó a mí como un protector, como quien toma el rol
de quien está dominando la situación, de un arrogante desalmado inexpresivo y
sin sentimientos, pero que en el fondo es un romántico empedernido que buscará
a toda costa la felicidad de su amada, aún teniendo que verla irse con otro
para que sea feliz. Humphrey Bogart cuidaba mi dignidad, me ayudaba a levantar la
cabeza, pero en el fondo al igual que a él, todo me lastimaba, al igual que mi mano que me dolía pero que en el
exterior aparentaba tener todo bajo control. La correlación existía.
La pregunta se repetía: ¿qué crees que ese dolor te quiera
decir?... Me costó verlo en un principio, pero el síndrome del túnel carpiano,
Humprhey Bogart y ella, tenían más sentido en mi vida de lo que pensaba. Hacer
los mismos movimientos me lastimarían, hacer lo mismo de siempre me causaría
dolor.
-¿Duele si hago esto?...-
-Sí, pero si ella lo pudo soportar yo también.-
-Sí, pero si ella lo pudo soportar yo también.-
Quizá el dolor se quede y sea el principio de una bella
amistad, quizá el dolor se vaya, y si eso sucede, siempre tendremos París.