Nota: Siempre pido a mis alumnos una autobiografía y les
había quedado de leer la mía, espero quedar a mano.
Podría comenzar citando a Pedro Guerra, diciendo que igual
llegó de París siguiendo un cometa porque en su país no había cigüeñas, pero lo
más justo sería hacer la mención que de niño nunca le gustó su nombre. Marco
Polo.
Tiene todo un concierto en su cabeza, en donde interpreta,
toca, actúa, es espectador, acomodador, narrador y telonero, pues siempre ha
concebido la vida como una mezcla de todo eso.
Tiene muchos recuerdos especiales, cada uno ligado de alguna
manera a una persona, y este recuerdo siempre detona en otro y después en otro,
porque al final dice que sucede igual con los abrazos, cuando no tienes
oportunidad de abrazar a toda esa gente que quieres basta con que abraces a una
sola persona, todos estamos conectados con alguien más, así al final todos
estamos abrazados. Es así como explica que en un sólo recuerdo esta contenido
todo y todos. Uno de sus favoritos es el recuerdo en donde a través de los
barrotes de su cuna tomaba la mano de su padre para poder dormir, o cuando
desde un avión contempló un atardecer mientras escuchaba Paradise de Cold Play.
Desde niño era el payaso de la clase, y su mayor deseo era
tener súper poderes y poder volar, pero sobre todo mover cosas con la mente,
quizá por eso se dedicó a la psicología.
Si pudiera reencarnar en algo le gustaría en un libro de
erotismo o en un pájaro de lo más común y corriente para no ser atrapado en una
jaula.
Gusta de los placeres comunes como aventar el huevo en el
sartén, quitarse los zapatos, acostarse en el pasto o poner sustituto de crema
en su café y ver como se queda flotando como si fueran pequeñas porciones de
tierra en medio del mar; después le gusta poner encima azúcar y ver como poco a
poco todo se empieza a disolver hasta desaparecer, le encanta manejar la
creación y el caos en medio del microcosmos que es su taza de café.
Le gustaría como dice Sabina, que ser valiente no saliera
tan caro y que ser cobarde no valiera la pena, le gusta el olor a tierra
mojada, la sopa caliente en una tarde lluviosa lo conecta con su madre, tiene el
mal hábito de esperar a las personas hasta tarde y le encanta mover los dedos haciendo como que
toca el nocturno número dos de Chopin en el piano.
De alma blusera, tiene un gusto raro de manipular, cortar y
alterar frases, refranes y pensamientos cuando estos no expresan lo que él quiere,
como: "Lo que no te mata te hace más fuerte, pero si al final algo te
llega a matar, que sea tu muerte la que haga fuerte a alguien más",
"Entre los individuos como ente las naciones, cuando el respeto nos deje
de ser tan ajeno entonces habrá más paz" y su favorito: "Si amas algo
déjalo libre" Hasta ahí.
Es viudo aunque su amor no ha muerto, sólo que ellas se han
vuelto mariposas o fantasmas, porque simplemente desaparecen y aparecen en diferentes formas y entidades
ectoplasmáticas, asustándole y tomándolo por sorpresa. Es por eso que considera
que cuando se enamora sufre de un estado alterado de la consciencia, que sólo
puede ser llamado de una sola manera: se apendeja
Uno de sus momentos más placenteros fue cuando sus fantasmas
le dijeron "si" ¿a qué? Imagínense aquí todas las preguntas que
quieran.
Tiene un problema con eso de andar contabilizando edades,
distancias y tiempos; al igual que con la celebraciones de fechas especiales,
específicamente su cumpleaños. Así que a los 25 opta por dejar de cumplir
años, ahora se festeja siempre que puede, sólo o acompañado.
Psicólogo, escribir, dar clases, melómano, cinéfilo
maníaco-depresivo, sonámbulo, narcoléptico, mitómano y aprendiz de tanatólogo.
El sound track de su vida sería el disco Abbey Road de los Beatles, ya que le
gustaría que comenzaran todos juntos, viendo como aquí viene el sol en el
jardín del pulpo, sintiendo ese algo por su cariño que habría entrado por la
ventana del baño cuando era perseguida por el malvado señor mostaza, para
concluir con los sueños dorados y terminar cerrando los ojos rezando el
mantra: "y al final el amor que tu tomas es igual al amor que tú
haces"
Aún cree que las respuestas están en los libros, y de hecho
se considera un cobarde por escapar de su realidad mediante las letras, ya sea
leyendo o escribiendo. Llora fácilmente, se ríe de sus propios chistes, gusta
de los sabores dulces y baila mejor con unos alcoholes encima. Su libro
favorito es "El Principito" por hacerlo consiente de su inocencia y "Diablo Guardián" por quitarle
después esa misma inocencia.
Y para terminar, si no hubiera sido psicólogo le hubiera
gustado ser escritor, y parafraseando el final de un libro de Enrique Serna,
encontrarse a su madre dentro de un sueño, entregarle el manuscrito de lo que
ha sido su vida y decirle mientras le sonríe "mamá aquí está el borrador
de mi vida, ¿me lo podrías pasar en limpio?
(Al cierre de esta edición sigue pensando que si en realidad
existen los milagros, estos deberían suceder siempre en tu cumpleaños... y sus
regalos deberían de llegar.)