28 de diciembre de 2007, día de los inocentes, que raro comenzar a escribir en un día como este, hoy que lo que se dice no es en serio, hoy que puedes equivocarte y mentir y pedir y no regresar, hoy, precisamente hoy que nadie confía en nadie.
De niño me asomaba al pozo de la casa de mi abuela, sabía que no debía, que corría peligro, pero aún así lo hacía, aún así me las arreglaba para ver en el fondo mi reflejo en el agua que se alcanzaba a ver cuando su nivel me lo permitía. Mi sentimiento era una mezcla entre miedo y alivio, de alivio por el hecho de no estar en el fondo, de no estar perdido en esa oscuridad de la que estaba seguro no podría salir de haber caído. Después me alejaba a asomarme a otros lados, a disfrutar de mi libertad de estar afuera, sabiendo que en algún otro momento regresaría a asomarme de nuevo.
Hoy el sentimiento es parecido, hoy vuelvo a ser ese niño que se asoma a un pozo para ver su reflejo, pero la diferencia es que ahora mi alegría puede ser mayor por el hecho de que ya estuve ahí adentro y logré salir. No me da miedo asomarme, no me da miedo resbalar y caer, no me da miedo nada de eso, ahora me río un rato, introspectivamente trato de ver el reflejo de mis ojos, me vuelvo a reír, me regocijo un rato y me vuelvo a ir. Lo que siento es una enorme tranquilidad, como esa que trate de describir con los pingüinos, ahora es más tangible, ahora es mucho el aire que estoy por respirar.
Despacio camino por el borde del pozo, aún no puedo creer que yo haya estado ahí dentro, aún me cuesta verme en el fondo, pesando que nunca iba podido salir, pero salí, o por lo menos saqué mi cabeza los suficiente para respirar, no se, pero estoy saliendo, lo sé, lo sé.
¿Que estarás haciendo tu?
De niño me asomaba al pozo de la casa de mi abuela, sabía que no debía, que corría peligro, pero aún así lo hacía, aún así me las arreglaba para ver en el fondo mi reflejo en el agua que se alcanzaba a ver cuando su nivel me lo permitía. Mi sentimiento era una mezcla entre miedo y alivio, de alivio por el hecho de no estar en el fondo, de no estar perdido en esa oscuridad de la que estaba seguro no podría salir de haber caído. Después me alejaba a asomarme a otros lados, a disfrutar de mi libertad de estar afuera, sabiendo que en algún otro momento regresaría a asomarme de nuevo.
Hoy el sentimiento es parecido, hoy vuelvo a ser ese niño que se asoma a un pozo para ver su reflejo, pero la diferencia es que ahora mi alegría puede ser mayor por el hecho de que ya estuve ahí adentro y logré salir. No me da miedo asomarme, no me da miedo resbalar y caer, no me da miedo nada de eso, ahora me río un rato, introspectivamente trato de ver el reflejo de mis ojos, me vuelvo a reír, me regocijo un rato y me vuelvo a ir. Lo que siento es una enorme tranquilidad, como esa que trate de describir con los pingüinos, ahora es más tangible, ahora es mucho el aire que estoy por respirar.
Despacio camino por el borde del pozo, aún no puedo creer que yo haya estado ahí dentro, aún me cuesta verme en el fondo, pesando que nunca iba podido salir, pero salí, o por lo menos saqué mi cabeza los suficiente para respirar, no se, pero estoy saliendo, lo sé, lo sé.
¿Que estarás haciendo tu?

uuhh este tambien me gusto muchoo.. en algun momento me he sentido en ese pozo, un pozo que no pareciera tener fin. Sin embargo aqui sigoo he logrado salir, pero aun tengo miedo de volver a caer.......por eso no confio!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminar